Un paso en falso

Un simple paso en falso y ahí­ lo tienes. Tu pie resbala sobre la superficie y te deslizas interminablemente. En el patinaje tu nombre se desnaturaliza, se te caen las letras, acabas llamándote Joseph K, te deniegan los créditos, los móviles de tarjeta y hasta los buenos dí­as. Te niegan incluso la leche en el té en el paí­s del té con leche.
Es la leche (perdón por el chiste malo, pero querí­a poner una nota de humor :-)))
Nadie sabe qué has hecho, pero alguien ha leí­do que alguien cree que a alguien le han comentado que aparecerí­as en una lista.
Estás lista, Joseph(a) K.
Qué ganas de volver a los madriles cuando pasan cosas de estas, ¿no? Que allí­ también hay listas negras y Joseph(a) K pero en caso de duda te vas de cañas con los del ministerio, los de la secretarí­a y les arrancas a golpe de patatas fritas y cerveza fresca la misteriosa enfermedad contagiosa que has contraí­do sin darte cuenta o simplemente te echas unas risas con los amigos sobre los absurdos procedimientos bancarios. Ahora que lo pienso, a lo mejor los amigos también tienen acceso a esa lista negra y también deciden procesarte como en la novela de Kafka. En fin, qué poco acertada estuve el 14 de diciembre y en dí­as sucesivos. Una carí­sima transferencia internacional me hubiera salido más barata al final, ¿no crees?
Digo como con lo del teclado mojado con Cocacola: no intentes hacer esto.