Un plan para nosotros/el regreso de Elsie

Ahí estaba yo en el metro, junto con mi compañera de curro, a eso de las 9 y media de la noche, cuando vi por el rabillo del ojo a dos chavalas de apariencia curiosa. La más alta de las dos chicas con aspecto de norteamericanas del andén tenía nariz roja como un payaso y una gran sonrisa. Así que cuando se acercó y nos preguntó “¿Cómo están ustedes?” experimenté un fulgurante regreso a la infancia, a los tiempos de Fofó, Miliki, Fofito y Milikito y tuve que ahogar el enorme bieeen que pugnaba por salir de mi garganta con la voz de Elsinora cuando tenía cinco años.

Cuando recuperé el sentido del tiempo y supe que estaba en 2010, me puse a buscar una cámara oculta o a Usun Yun, pero no estaban. La chica-payaso del más allá seguía hablando, contaba que al parecer Dios tiene un plan para nosotros y detecté un cierto acento sudamericano en su voz y me tranquilicé un poco pensando que el “ustedes” venía de allí y ella al verme soltar un suspiro debió pensar que lo que me tranquilizaba era saber que Dios tenía un plan para mí.

La chavala rubia tenía una tarjeta tipo postal en la mano y todo el aspecto de ser una mormona: la ropa como mal conjuntada y fuera del tiempo (la versión femenina de los mormones lo tiene peor en cuanto a vestuario, me parece). Y ese aire de seguridad a prueba de bomba y de superioridad infinita que sólo dan las posturas dogmáticas.

La chavala estaba demasiado lejos de mí para ver su nombre en la tarjeta de la solapa y me dije que era una lástima, porque así nunca podré ser la versión femenina de Ray Loriga como escritora. Por algún motivo, el dúo de mormonas hacía el mismo trayecto que yo, transbordo incluido, así que interesada como estoy en la antropología cultural he podido dedicar el resto del trayecto a analizar las distintas modalidades de la sonrisa española de circunstancias, especialmente la que dice “pelma, a ver cuándo me dejas en paz” mientras sonríe forzadamente, así como alguna sonrisa latinoamericana, mientras aquellas muchachas hacían apostolado al tiempo que se sucedían las estaciones.

Para que no nos aburriéramos, entraron en escena unos músicos que debían ser primos de la mormonas porque se pusieron a tocar “Oh when the saints…” de forma ruidosa. Después, pasaron la gorra, sin ningún éxito. Así que si la chavala de nariz de payaso está en lo cierto y Dios tiene un plan para nosotros, hay que deducir que ese plan no incluye dar dinero a los músicos ambulantes.

2 respuestas a «Un plan para nosotros/el regreso de Elsie»

  1. Biiiiieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen….
    Jo, que suerte, estrenamos blog.
    Que contenta estoy…
    Me pido primer, hala.
    Millones de besos

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