Puré de patatas para doce y un poco de antropología cultural

Entro en un Costcutter, una cadena de supermercados de barrio. Estoy buscando puré de patatas. Es el segundo o el tercer lugar donde lo busco. Hay un hombre mayor colocando algunas latas cerca de mí. Al ver que busco algo por su zona deja lo que tiene y se aparta. Me pregunta qué busco. Se lo explico, con medias palabras, con circunloquios para explicar lo del puré sin utilizar la palabra puré porque no recuerdo cómo se dice.
Me dirige hacia un sobre de algo que por lo menos debe de ser comida nuclear, y entre cuyos ingredientes no aparece en ningún momento la palabra “potato”, aunque es cierto que la parte frontal retrata algo blanco o amarillento. Le doy las gracias (aparentemente me ha conducido adónde yo quería) y me dice que no le agradezca, que lo de decir “sorry” y “thank you” y “excuse me” es sólo para los ingleses. Que ellos no saben decir otra cosa. Que dado que yo, al igual que él, no soy inglesa, no tengo por qué darle las gracias. Me dice que es de Pakistán. Creo que no se lo he preguntado, pero parece que toda la conversación estuviese destinada a llegar a ese punto.
Le cuento que soy española. Le parece muy bien simplemente porque significa que no soy inglesa y que se puede explayar conmigo contra estos locos anglosajones que se disculpan por todo. Se siente muy aliviado al haber encontrado con tanta facilidad “un alma gemela”, aunque en realidad yo sólo estoy medio de acuerdo con él: a mí me resulta muy agradable que sean así, aunque no me parece mentalmente sano que la gente se acostumbre a disculparse por tus errores o por cosas fortuitas. Pero no le voy a chafar su desahogo al caballero. Es la primera vez que alguien me reconoce explícitamente como extranjera.
Aquí la gente en general se limita a hablar contigo con normalidad si tiene que hacerlo y a obviar tus errores lingüísticos siempre que te puedan seguir y que no formes colas. Nadie ha dado por supuesto de dónde soy o que no soy de aquí salvo este hombre (por su costumbre de no inmiscuirse, será y porque en Londres hay proporcionalmente pocos ingleses). Por otra parte, con mi actual peinado y la piel clara, no parezco muy española, pero mi acento es bastante reconocible, demasiado para mi gusto.
Desecho los sobres de comida nuclear y sigo mirando, incapaz de admitir que en una tienda tan grande no tengan un simple puré de patatas e incrédula también de que algo tan barato como una patata se sustituya completamente por químicos. Encuentro un sobre de puré de patatas en copos, en dados en realidad, en el que dice claramente que el 90% es de patata. En la composición también dice que tiene patata. Patata desecada. Estoy tan emocionada con el hallazgo que compro de dos marcas distintas. Para comparar, me digo, convertida repentinamente en una gastrónoma del puré de patatas de sobre. ¡Puré de patata para doce personas!
Por cierto, en inglés, puré de patata se dice “mashed potato”.

Una respuesta a «Puré de patatas para doce y un poco de antropología cultural»

Los comentarios están cerrados.