Una mano más larga que la otra

Aquí iba yo toda dispuesta a contaros mis últimas aventuras cuando se me ocurrió limpiar un poco el panel de moderación. De forma subterránea a la superficie visible del blog hay todo un mundo de robots que mandan spam todo el tiempo y como llevaba un cierto tiempo sin pasarme por el blog, tení­a nada menos que 2000 comentarios esperando moderación.

código y robots
Como la versión que tengo de mi plantilla no permite hacer selecciones en bloque me ha tocado borrar los 2000 comentarios uno a uno. Después de casi una hora y de probar a usar el ratón con la izquierda, usar la pantalla táctil y prácticamente probar todos los trucos circenses que se me han ocurrido, he logrado borrar toda esa morralla en inglés, francés, polaco y chino sin demasiada merma en mis capacidades fí­sicas.
Lo peor de todo es que una vez he terminado se me había olvidado de qué querí­a escribir en el blog…
Mientras lo recuerdo lo que sí­ os puedo comentar que con todo este proceso de limpiado de comentarios spam se me ha quedado la mano derecha más larga que la izquierda, por aquello del sobreuso… En fin, buena semana para todos. En Madrid es fiesta hoy…

Acerico humano

No sé si os pasará a vosotros, pero mi cuerpo tiene cierto espí­ritu de contradicción que hace que cuanto más me cuide peor esté.
Es una teorí­a difí­cil de demostrar, pero realmente fácil de experimentar.
Y es que media un abismo entre lo que uno siente y lo que le pasa a tu cuerpo.
Estoy adaptándome a un cambio de trabajo, de entorno y de costumbres y de momento lo llevo bien (under the circumstances), pero las últimas semanas noto ciertas molestias en aquagym y en Pilates.
El otro día, haciendo un ejercicio en la piscina de los pitufos, el dedo pulgar del pie derecho cobró vida propia y se rebeló, atrincherándose en modo garfio fuera del agua. En palabras más sencillas, tuve un calambre y el dedo se quedó en una postura involuntaria, que no remitía. Una especie de corte de mangas a lo artis mutis.

agujas y alfileres
Otros días en Pilates en los movimientos que requieren estirar y levantar las piernas era como si me hubieran desconectado la pila y apenas pudiera con mi cuerpo. De repente unas piernas pesadas como demonios habí­an tomado mi cuerpo y no hacían más que temblar y ponerme las cosas difí­ciles.
La fisio diagnosticó acortamiento de gemelos y me contó que tengo los cuádriceps muy potentes y tanto los gemelos como los isquiotibiales acortados. Después tuvo una revelación y decidió comprobar hasta qué punto de la escala de los Sádicos sin fronteras puedo aguantar el dolor sin matar a nadie.
Y dicho y hecho: masaje en los pies, en la tibia y peroné y luego boca abajo y a sufrir. De repente es como si te estuvieran clavando algo en unos gemelos que a vez estuvieran llenos de pequeñas agujas.
A esta maniobra la llamó punción seca y se quedó tan pancha, como si poner nombre a la tortura que te han aplicado borrara su crimen contra la humanidad… de mis gemelos.

El Ansiosus Ibericus

El Ansiosus Ibericus (división también conocida como Lagartijus Mediterraneus) es una especie protegida. No porque esté en peligro de extinción (esta especie abunda), sino porque los ejemplares de esta especie necesitan cierto nivel de protección para no lanzarse a quemar o romper cosas (bastante tenemos con lo que tenemos).

En otras palabras, el Ansiosus integrado y aparentemente normal va a todas partes con una especie de navaja suiza con utilidades que le permiten sobrevivir al estado de alerta en el que vive… permanentemente.

Emoji ansioso
Relajado, relajado no está nuestro Ansiosus Ibericus; Alexas_Fotos – Pixabay

Tras lecturas sesudas en diversas fuentes he llegado a la conclusión de que pertenezco a una rama “moderada” de la especie de Ansiosus Ibericus, lo cual significa básicamente que la procesión va por dentro y que un@ se come con tomatito y en silencio (como en aquel anuncio de crema rectal) su exceso de adrenalina y cortisol. Las versiones más radicales de la especie no pueden salir de casa sin ansiolí­ticos y suelen tener crisis y ataques aparatosos, visitar al psicólogo y demás.

En las versiones “light” de Ansiosus, más conocidas como Lagartijas, nos conformamos con cuarto y mitad de contracturas de cuello y trapecio, el pulso un poco acelerado de vez en cuando y una especie de runrún continuo en la cabeza y por toda la columna vertebral que te impulsa a tratar de dar la talla todo el tiempo, como si estuvieras metido dentro de una mala broma de evaluación vital continua y no pudieras relajarte nunca. De ahí los tironcillos de la lagartija…

Por lo que he leí­do, los Ansiosus -Ibericus y de otras latitudes- sufren de un exceso de actividad en los ganglios basales, una parte del cerebro destinada a alertar al individuo del peligro. Es como esos coches que tienen la alarma demasiado sensible y saltan con cualquier vibración un poco intensa. Agotador de todo punto para uno mismo, pero aunque no lo parezca bastante cómodo para los que te rodean porque el Ansiosus tiende a ser muy activo y muy responsable.

Siete vidas tiene la lagartija

Aquí­ me tenéis tras mes y medio sin calefacción ni agua caliente. En Navidad he compensado el frí­o dándome alegremente a los dulces, convencida de que el turrón de chocolate es un combustible “limpio”, idóneo para poner a tono un organismo humano sin efectos colaterales. Lástima que la báscula no estuviera de acuerdo con esta visión de las cosas y me haya devuelto un par de kilos.

Obreros
Versión amable de los que trabajan en mi edificio; Mohamed Hassan – Pixabay

Como recordaréis, unos seres maléficos con martillos y llanas y cosas ruidosas y/o polvorientas, vulgarmente conocidos como obreros, tuvieron a bien obturar y romper la salida de nuestra caldera. Desaparecieron después de Reyes y se llevaron sus andamios consigo, pero ahora los del mantenimiento de la caldera sostienen que la obra ha roto el ventilador y gripado el motor y que hay que cambiar no sé qué pieza que sólo tienen en Alemania porque nuestra caldera es muy nueva etc etc.

¿Recuperaremos la caldera antes de que llegue la primavera…?