Jugarretas de la Red o el limbo de las palabras

El otro día, tras escribir el post de las palabras que producen mal rollo y una vez subido se me ocurrió editarlo para añadir unos cuantos términos positivos, y así no dejar mal sabor de boca a nadie (“positifa”, siempre “positifa”) de forma que escribí “playa, vacaciones, sol” y alguna palabra más y una reflexión final sobre que habí­a tardado mucho más en encontrar términos para esta categorí­a que para la otra porque parece haber más unanimidad (universalidad) en los términos de mal rollo que en los de bueno (la playa no le gusta a todo el mundo, por ejemplo; las vacaciones está demostrado que hacen que muchas parejas se separen etc etc) y luego pulsé Guardar y el post aparentemente subió pero luego al volver a mirarlo no estaba. Habí­a volado al limbo de las palabras.

Algo parecido me ocurrió unos días después escribiendo un email a una amiga, un email enjundioso y largo sobre la mar y los peces que será difí­cil reconstruir porque era ese tipo de textos en los que una idea te lleva a otra y esa otra a otra sin que en realidad hubiera un plan previo de temas a tratar. Al intentar meter un link a una web para ilustrar la idea de la que hablaba, el webmail se atascó y se llevó por delante veinte líneas de palabras, sin anestesia ni nada.

Y como no hay dos sin tres, hoy, al ponerme a escribir el post en mi documento Word como suelo hacer empecé a desarrollar una idea que prometía bastante y que quizá hubiera terminado siendo un cuento porque de repente empezaron a brotar matices y ramificaciones que tenían mucho potencial literario, pero lo dejé a medias para empezar otro texto más inmediato sobre el cumpleaños y publicarlo con rapidez. Terminé el post del cumpleaños, lo copié y pegué en el gestor del blog y lo subí sin problemas. La cosa es que al ir a cerrar el documento Word me dio error tres veces y al final tuve que salir sin guardar, pensando que no importaba porque el cambio ya se había publicado en la bitácora y bastante alterada por los pitidos de Windows al dar error. Craso error el mío. El otro texto, el que prometí­a como inicio de un cuento, no estaba en la versión antigua ni tampoco en la bitácora… (También busqué un archivo temporal, con ayuda del perro de nariz respingona, pero ni rastro). Con lo fácil que hubiera sido copiar antes de cerrar las líneas de texto nuevas, me digo desde este lado de la historia. Y claro, ahora, en mi imaginación el texto se está llenando cada vez de más encantos y cualidades. Como me descuide acabaré pensando que aquel texto era sublime y que qué mundo más cruel y que así no se puede.

Pero en fin, a partir de ahora o voy guardando cada poco, o trabajo con el Wordpad o escribo a mano, porque lo de quejarte amargamente sirve para bastante poco, la verdad. Y ya en un plan más reposado me pregunto a dónde irán esos textos que no llegan a ser, que se pierden en el limbo de la informática, en los recodos del bosque de unos y ceros.