Esta semana, además del traspiés del viernes con un volante aficionado a las desapariciones, he tenido dos enormes alegrías en el terreno personal. ALEGRÍAS con mayúscula, vamos. Ambas se cifran en torno a los tres o cuatro kilos y suponen la materialización de algo muy buscado. Conocer cada una de las noticias me ha dado como una ligereza y una especie de calor o energía…
En fin, mi enhorabuena desde aquí para Gulliver (y para Peter Panzeta, of course) y para Sherezade. Y un abrazo enorme.