A veces parece que un@ flotara sin ningún esfuerzo sobre las cosas y que un cierto aire cálido lo elevara sobre la línea del horizonte.
A mí desde los tiempos del colegio la primavera me descentra intelectualmente y me estimula para todo lo demás y puede que este estado de gracia de dos minutos y tres centésimas que experimento ahora mismo y que va acabándose mientras lo cuento sea simplemente una mutación de ese estímulo “para todo lo demás”, derivada de que esta primavera en la capital de la Pérfida está siendo un poco un simulacro de tal. Se creen que a base de repetirlo nos vamos a creer que el tiempo es realmente “fine”, que quince grados de máxima, que “lovely sunny day” y demás cantos de sirena radiofónica, pero a ver desde cuándo con quince grados uno siente fresco a pesar del jersey y la cazadora.
Este estado de gracia que supongo muy breve se ha presentado tras un par de días en la zona gris, así que más que estado de gracia el post se debería llamar equilibrio inestable, supongo, pero bastantes malas noticias hay ya circulando por el mundo para estropear este momento blanco y leve y cálido en que lo bueno parece estar al alcance de la mano como las frambuesas en mi jardín en cuanto el sol aparezca de verdad y los días sean soleados de veras.
(El último recuerdo que tengo de una sensación como ésta data de cuando gané un premio literario, hace unos cuantos años. No creo que esta vez tenga nada que ver con el vale por un kilo de brócoli congelado que me tocó en el Sainsburys hace unas semanas y que al final se me ha caducado sin hacerlo efectivo…).
2 respuestas a «Estado de gracia»
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Una pena, lo del brócoli…
Aunque ya sabes lo que dice el refrán, “más vale en estado de gracia que en estado gaseoso”.
¿O no era eso lo que decÃa?
Asà será si lo dice el refrán… (porque asà tiene que ser, porque asi ha sido siempre, por los siglos de los siglos, que dirÃa Carlos Jesus o Raticulin) porque lo que es entenderlo, Mi no entender, aunque me suenan los elementos por separado, eso sÃ.