Ya está hecho. España ha llegado a las finales del Eurobasket. La odisea para estar ahí ha sido considerable, pero no sólo para los muchachos de Pepu Hernández, sino también para mí. Si ellos lo han logrado “picando piedra”, yo he tenido que saltar algunas vallas culturales y tecnológicas y tirar de tarjeta.
Como ya he comentado alguna vez, en Reino Unido el baloncesto no interesa. Eso significa que en las televisiones habituales no lo ponen y ni siquiera en los pub con cadenas de cable especializadas en deporte es fácil encontrarlas. Internet tampoco te soluciona, porque la Sexta en versión digital no está disponible fuera de España, ni desde su web ni desde Zatoo.
Existe la opción de cambiar tu IP, pero por lo que he leído con mucha frecuencia no sirve de nada porque después no suele funcionar el P2P (que aunque parece una grosería no lo es, sino un sistema de descargas simétricas o entre “pares”, por decirlo brevemente) porque hay demasiadas peticiones, además de que las Elsinoras no hacemos esas cosas… La retransmisión se puede oír a través de la radio digital (El carrusel de La Ser) pero la verdad es que por radio no me entero: me pierdo la coreografía, los efectos colaterales, además de que los locutores no tienen tiempo de contarlo todo y que están deseando hablar de fútbol a la mínima oportunidad o de hacer chascarrillos sobre los zapatos que anuncian. Sabía de un pub en West Kensington donde ponían el partido, porque había leído en Forolondres que un puñado de españoles se solían reunir ahí para ver el Eurobasket.
Desde mi casa tardo más de una hora en ir a esa zona y otra en volver, unida a las casi seis libras del billete combinado de transportes (la One Day Travel Card, zonas 1-4), así que como además ando currando, me pareció que era demasiado lío y que mejor lo veía en casa tranquilamente.
Al final decidí comprar el partido en el sistema Pay Per View, en una plataforma norteamericana que te permitía comprarlo sólo si estabas fuera de España y de Japón. El sistema es fácil, te registras, das tus datos y eliges el partido o partidos que quieres ver. Todo el Eurobasket salía por 20 dólares, los partidos de la primera fase 3,99 y las semifinales 5,99.
Que el sistema sea sencillo no quiere decir que no te desconcierte, porque contrariamente a como solía ver yo los partidos de baloncesto, conectando un poco antes para ver los prolegómenos y demás, aquí hasta que no empieza el partido en sí no ves nada, con el problema añadido de que la conexión estaba fallando y me temía lo peor.
Internet se arregló a los dos minutos de empezado el partido y ahí estaba yo mirando la pantalla pelín pixelada. La calidad no es del todo buena (no sé si por el sistema de streaming o por la conexión) pero bastante aceptable.
La emisión tiene un retardo como de diez segundos, con lo que si estás oyendo la radio al mismo tiempo, se produce un efecto raro: mientras oyes que Navarro ha metido el triple estás viendo a Navarro botar en la mitad del campo.
También es curioso comparar la forma de retransmitir del locutor norteamericano con la típica de estos partidos en España. Para empezar, no va con España, aunque tampoco decididamente con Grecia. Para continuar, es mucho más informal que los locutores ingleses: no hace más que decir “¿qué te ha parecido eso?” y ese tipo de frases hechas que en La Pérfida no se usan mucho. Estaba en contra de todas las faltas técnicas, porque quería ver juego. Y claro, la pronunciación de nuestros jugadores era muy curiosa (Novorro, Jemenes etc). Hablaba más de los jugadores españoles que están en la liga norteamericana, mencionó las operaciones de Garbajosa, por ejemplo y usaba el mote La Bomba para Navarro. Vitoreaba todas las canastas, no sólo las españolas y mostraba más admiración por los griegos, sobre todo por cómo cambiaron el partido la víspera cuando lo tenían todo en contra y el coraje que estaban demostrando sólo 24 horas después de aquello.
Sea como fuere, explicaba muy pocas cosas y yo no me apañaba bien para ver las estadísticas, porque había que hacerlo a través de otra sección de la web y era un poco follón andar abriendo ventanitas en una pantalla que usabas como televisión. Los del Carrusel a veces eran muy útiles, pero otras se ponían a hablar de la mar y los peces, así que les quité el volumen.
No voy a desmenuzar aquí el partido, pero sí diré que me alegré de que ganáramos -in extremis, casi-, aunque tuve la sensación de que ellos jugaron mucho mejor. Fueron un rato marrulleros, cierto, pero también nosotros hicimos algo de teatro (Rudy). Y también parece que el arbitraje del último cuarto fue cuanto menos controvertido: a ellos les favorecieron como tres veces seguidas y a nosotros una. Las estadísticas desmienten la sensación de que fuéramos claramente inferiores a los griegos, aunque los resultados por tiempos les daban la delantera a ello. Pero en fin, ganamos, que es de lo que se trata y los nuestros no tiraron la toalla ni se escudaron en los errores arbitrales como otras veces -aunque me parece que estuvieron a punto-.
Pues yo estoy aquí escribiéndote justo antes de preparar la maleta para que me dé tiempo a ver la final. Como no veo la Sexta desde casa, me largo a casa de los mismos amigos donde disfruté ayer de la semifinal al borde del infarto. Pase lo que pase, esta gente da espectáculo y vidilla y no los pelmazos de la selección de fútbol. Yo creo que ganaremos, Elsi, así que no te apures. Disfrutaremos viéndolo, pase lo que pase.
¿Y qué hago yo -te estarás preguntando- a punto de largarme a Estambul a una semana del examen? Pues ya ves, como lo llevo fatal he decidido que no pienso perder dos semanas que me quedan de vacaciones. Así que entre examinarme para nada y largarme de viaje he optado por lo segundo.
Me ha ocurrido algo parecido a lo de una compañera de natación que se fue al Carrefour a hacer la compra, pero entre entrar al supermercado o hacerlo a la agencia de viajes eligió la agencia. Cuando llegó a casa le contó a su novio que no había hecho la compra, pero total daba igual porque tenía dos billetes para el día siguiente.
Pues eso, que a ver a quien le apetece examinarse sin opciones pudiendo largarse a Estambul…
En fin, Pilarín, que me largo. Tengo que estar a las 6.00 en Barajas y aún me queda una maleta por hacer, una final por ver y de cenar y dormir ya veremos.
Millones de besos.
Bon voyage, Parianea. Que lo disfrutes.
El oro en el Eurobasket no pudo ser, aunque el partido estuvo entretenido y curraron bastante aunque no con demasiado acierto.