De la gota que colma el vaso al vaso medio lleno

Qué curiosa es la vida. Después de una navidad llena de problemas de salud, sobrecarga doméstica y demás, es decir, tras una época de horror en el supermercado y terror en el ultramarinos etc y en un momento en el que el ascensor de mi casa y el telefonillo han decidido no funcionar, dejando aislada a toda persona mayor de sesenta años (y en mi zona hay mucha densidad de gente en ese caso), hoy amanece nevado, y paso inmediatamente del modo gota que colma el vaso (aderezada con respiraciones profundas para evitar hacer nada de lo que luego me arrepienta, eso sí­) a modo “vaso medio lleno”.

En este nuevo modo, ser editora freelander 4×4, o estudiante, o parada, según se prefiera, se convierte en una ventaja estratégica fundamental. Vale que me paso la mitad del dí­a haciendo recados para quienes no los pueden hacer por falta de ascensor y por miedo a resbalar en la nieve, pero al mismo tiempo es una gozada hacer cola en el banco mientras ves caer la nieve por el cristal y a dos jóvenes tirándose bolas. O volver a casa sana y salva y ponerme a hacer fotos de árboles nevados, la geometrí­a blanca de las ramas peladas que se abren como una especie de sonrisa abstracta y rí­tmica.

Como realmente no estoy en paro, me tocará compensar el tiempo de los recados y los esparcimientos fotográfico-lí­ricos durante el fin de semana, pero realmente es estupendo no depender de los medios de transporte ni de los horarios.

Hay algo mágico en la nieve (agua congelada) que le permite a uno/a pasar de la gota que colma el vaso a empezar a describir el vaso medio vací­o como vaso medio lleno. Ya lo decí­a Bruce Lee: sé como el agua.

 

 

3 respuestas a «De la gota que colma el vaso al vaso medio lleno»

  1. Feliz y nevado año.
    Bonita e imprevista postal la que vivimos.
    A mi me pilló tras los cristales de mi despacho y decidí salir al exterior a que los copos me acariciaran la cara.
    Descubrí­ a Delia, una becaria de Ecuador, haciendo un cuenco con las manos y pintando la sonrisa de quien por primera vez veía la nieve.
    Ese cuenco improvisado me parece una versión de tu vaso medio lleno.
    Que 2009 te traiga vasos como ese…

  2. Que 2009 nos traiga cuencos de nieve improvisados a todos… que falta nos hace 🙂
    Yo también vi por la calle gente de latitudes más cálidas retratándose ante el fondo nevado con una gran sonrisa.

  3. Afortunadas vosotras…
    Yo sólo vi gente malenrollada por haber tenido que luchar (muy duramente) contra los elementos para ir a currar…
    Gente, eso sí, que quizá no sepa que la meteorologí­a es una ciencia inexacta…

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