De abuelita a Loba

Como os contaba hace unos días, llevo un par de semanas tomando dieta blanda y diciendo vade retro a las bebidas con gas, las salsas y los cí­tricos y la cafeína. Al iniciar esta nueva etapa noté una cierta atracción por el tute, el ganchillo y las rebequitas, pero de repente el otro dí­a tomando parte en un juego en el que la comunicación no verbal era muy importante todo el mundo coincidió en considerarme sospechosa habitual.

Todo el tiempo me acusaban de ser una loba por más que casi siempre no fuera más que una humilde campesina (información sobre el juego Hombres lobo de Castronegro aquí­ y aquí). Y yo, aplicando mi lógica de “eres lo que comes” me he quedado pensando que de dónde habrá salido esta faceta y lo único que se me ocurre es que obedezca a la ingesta de mango maduro. Se ve que esta fruta tropical tiene poderes ocultos, de ahí que Paulina Rubio insistiera tanto en lo de “el mango bien madurito”.

Así­ que, ya sabéis, si queréis pasar por loba (o por lobo) tenéis que alimentaros a base de puré de patatas, infusión de manzanilla y mucho, pero que mucho, mango maduro… (en mi caso brasileño). Haced la prueba y me contáis.

4 respuestas a «De abuelita a Loba»

  1. No olvides que no sólo desempeñaste el papel de loba sino también aquél de bárbara. Menuda mujer más completa estás hecha. 😉

  2. Bienvenido a los comentarios, Yan-Pol. Sí: soy tan versátil como la BapiTaurus 🙂 valgo para un roto y para un descosido…

Los comentarios están cerrados.