My first birthday back in Madrid

Ayer fue mi cumpleaños. El último lo celebré en Londres,  en unas condiciones bastante distintas. Entonces trabajaba en algo muy parecido, aunque el ritmo era mucho más fuerte en aquel momento. Recuerdo las duras negociaciones con S. hasta que consiguió convencerme de que por mucho trabajo que tuviera, en algún momento tendrí­a que cenar y que dado que era mi cumpleaños estarí­a bien que cenara fuera, invitada por ella y tal y tal. (Y luego me extrañará que mi contractura no quisiera abandonarme ni a la de tres: con ese nivel de estrés; y también me extrañará que para F. yo sea el paradigma de la persona aplicada…; si ella supiera :-)).

Cenamos en un restaurante indio que estaba cruzando la calle, un lugar célebre en el Southeast londinense, muy agradable, de decoración minimalista y buena cocina que de una forma u otra me acompañó todo el tiempo que viví­ allí­. Recuerdo que S. me apuntó el tigre de la fachada del restaurante como referencia para encontrar la casa cuando fui a verla por primera vez y recuerdo también cuántas veces me sirvió de referencia de regreso a casa por la noche en el bus nocturno o cada vez que cogí­a un bus nuevo.

Después de la cena, F volvió a negociar (“a estas horas ya no vas a poder trabajar y bla bla”) y finalmente cedí­ porque ella tení­a razón y porque en el fondo a mí­ me apetecí­a más aquel plan y nos fuimos a tomar algo al Jam Circus, un lugar muy agradable de fachada roja, con dos partes, una en plan café con sofás de piel y sitio de copas y otra restaurante, que según S. serví­a comida fundamentalmente inglesa (si eso existe), y unos estupendos brunch dominicales.

Por su estilo y por sus prestaciones, el Jam Circus era una rara avis para aquel barrio peculiar. En aquel barrio lo que más abundaba eran las tiendas de conveniencia de los pakis, algún pequeño comercio tradicional (ferreterí­a y electricidad; papelerí­a-regalos-videoclub), un par de iglesias y unos cuantas casas de comida y sobre todo cibercafés en su versión integrados en peluquerí­as y alternativamente en las versión pequeños locales monográficos más o menos lóbregos. En ese contexto, aquellas mesas de madera en medio de un diseño diáfano tení­a una estética muy atractiva, y mucha actividad, sus jóvenes de diseño con el portátil de diseño. En cuanto hací­a bueno (entendiendo por bueno el concepto inglés y no el español) poní­an unas mesas largas en la calle, que también destacaban del resto.

Según me contó F., el Jam Circus pertenecí­a a una cadena que tení­a modos bastante mafiosos de deshacerse de la posible competencia. La cosa es que aquella noche ella tomó vino tinto (chileno o australiano), creo, y yo pedí­ un mojito, que no terminaba de estar bueno, pero que era una novedad después de tantos dí­as de encierro y que parecí­a tener una mejor relación calidad /precio que el vino a secas. Recuerdo que me alegré de haber salido y que por un instante me olvidé completamente del trabajo que me esperaba. Eso sí­, el impacto al entrar en casa y llegar hasta mi cuarto me devolvió bruscamente a la realidad.

Recuerdo también el episodio tarta de chocolate del Sainsburys (finita, fresquita, crujiente ummm; más tipo mousse que chocolate propiamente). Fue imposible conseguir una en las inmediaciones, así­ que compré una cajita con trozos de brownie y algún otro dulce semejante. Estaba bueno, pero no era una tarta: para que el sí­mbolo funcione tiene que ser una unidad de la que se parten trozos, me parece a mí­. La cosa es que mi dí­a de cumple ayer, de vuelta en Madrid fue muy distinta…

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3 respuestas a «My first birthday back in Madrid»

  1. Bueno bueno bueno… así­ que cumples años eh?

    Felicidades!! A la espera de como quede la historia espero que lo pasaras bien!!!

    Date un tirón de orejas de mi parte! 😉

  2. Felicidades, guapa.
    Estoy con un despiste que ni te cuento.
    Espero que disculpes el día de retraso. Ando tan despistada que hasta he perdido el móvil, así­ que ya ni tengo el teléfono de las amistades, que últimamente es como perder la antigua agenda de papel a la que sustituye.
    A buen entendedor… Please, enví­ame el teléfono.
    Mil besos…

  3. ¡Gracias a los dos! Ignacio San, me di el tirón de orejas de tu parte, pero como estoy hiperflexible gracias al Pilates, decidí­ hacerlo con los dedos del pie, a mi cuerpo de deportista dominguera de 36 tacos le pareció un alarde excesivo y me dio un calambre en los isquiotibiales que ni te cuento 🙂 Descuajaringada he quedado, el tronco por un lado, las piernas por otro 🙂 Sobre el resto de la velada de momento no puedo decir nada, pero me lo pasé bien, eso sí.
    Y Parianea, lo tuyo seguro que es por el calor… se nos derriten las ideas. Te mando mis datos, don’t worry.

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