Cosas buenas de mis flatmates: A sort of family

Un post rápido para comentar mi primera barbacoa en Londres. Ha sido en mi casa (ya sabéis que estoy concentrada currando, y lo de la montaña y Mahoma). He estado en un par de picnics, pero barbacoas todaví­a no habí­a caído ninguna. La cosa es que anoche F. volvió a casa con una amiga suya, francesa, y que como hacía buen dí­a y no había ganas de otro plan, han organizado una barbacoa. A lo grande, quiero decir que incluso han comprado una nueva barbacoa porque la antigua estaba para el arrastre. Parece ser que F. querí­a traerse incluso una mesa para el jardí­n y unas cuantas cosas más, pero que no le han dejado (¡lástima!).

De repente lo que estaba al otro lado de mi ventana no era el jardín al que a veces salen los vecinos y por donde se pasean las ardillas sino el nuestro, con una mesa redonda (prestada por la vecina) y nuestras sillas y un montón de viandas humeantes.

Hemos comido muy bien las siguientes cinco personas: Patrick, F. , el amigo músico irlandés de F del que ya he hablado otras veces y esta amiga francesa, Veronique a la que no conocía y yo. Así que me parecía un poco como una comida familiar, pelí­n extraña eso sí­, porque los señores de la casa éramos tres padres (¿o la hija era Fí? ¿o la hija era yo? o una de las dos era la ex-mujer o la cuñada solterona… cualquiera sabe).
Me he sentido muy en mi salsa (cosa que para mí­ no es difícil: me suelo adaptar bien), además de en un entorno “mío”. Esto último creo que es un asunto relacionado con estar rodeado de gente que te conoce desde hace tiempo, echar raíces se podría llamar. Tiene un lado muy agradable y otro pelí­n inquietante: agradable porque te envuelve y te arropa e inquietante porque ese envoltorio limita tus movimientos. Hay expectativas sobre lo que vas a hacer y lo que vas a decir y eso flota sobre ti de alguna manera. Se ve que me habí­a acostumbrado a mi condición de ser misterioso y semiforáneo y estas dosis de condición local o asimilada me descolocan un poco, aunque al mismo tiempo me gustan.

Habí­a costillas, pollo, pinchos morunos vegetales, falafel, ensalada, cuscus, mazorcas, gambas, vino tinto (bastante bueno, me ha parecido; investigaré cuál era) y helado de yogur griego con no sé qué (el no sé qué no me ha gustado). Yo iba a mesa puesta (F. me ha dicho literalmente que yo sólo tení­a que comer) pero he hecho el café, recogido y fregado parte porque no me parecí­a normal desentenderme por más que tuviera curro.

Como se dice por aquí­ esta inesperada barbacoa “has made my day”: de repente esos seres ruidosos que esta madrugada eran un estorbo (Veronique, la propia F. y quizá el amigo músico) riéndose a carcajada limpia por el pasillo se han convertido en una especie de familia o simplemente en un grupo de charla estimulante y grata compañí­a. Como era previsible he “perdido” más tiempo del que debiera con la comida y su “aftermath” pero ha sido muy agradable. Ya contaré algunas revelaciones sobre el pasado de Patrick en otro post, by the way. Pero ya adelanto que hemos tenido un par de acercamientos, uno vía su pasado y sus intereses y otro simplemente como personas prácticas y activas que no pueden ver los platos sucios sin ponerse a limpiarlos. Ha sido agradable esto de recoger “a pachas”.

Así­ que aquellos que se preguntaban qué cualidades tienen mis compañeros de piso, tan desastrosos en otros aspectos, tienen aquí­ una muestra. Otra muestra es la preocupación visible que tení­a F. estos días atrás al ver mi careto grisáceo y con expresión de póker. Aquello era básicamente cansancio mezclado con alergia y estrés pero para F., que sigue su propia lí­nea de pensamiento médico, si una persona tan “cheerful” (animada y alegre) como yo (según ella; yo no digo nada) parecí­a un muerto viviente sólo podí­a ser porque estaba realmente enferma.

En fin, tampoco era para tanto, pero siempre es agradable que se preocupen por ti. De hecho, F. ha estado ahí en las cosas importantes que me han pasado en estos meses, las buenas y las malas y las ha compartido a su particular manera, que en cierto sentido se parece a la mía. Yo no soy disléxica (que yo sepa) pero también me guí­o bastante por la comunicación no verbal, como hace ella (casi todas mis crisis me las ha detectado a través de mi “body language”).

6 respuestas a «Cosas buenas de mis flatmates: A sort of family»

  1. Barbacoa superprofesional por lo que veo. Mis antiguos compañeros de piso eran el no va más en la organización de barbacoa, preparaban todo en una mesa, lo maceraban y luego organizaban un plan sobre el orden que debería seguir la carne para cocinarse, primero las alitas de pollo, al mismo tiempo la cebolla y la verdura, salchichas, costillas, etc… Unos cracks.

    Ahora hemos pasado a un modo más latino, se encienden los carbones y que cada cual lance lo que quiera a las ascuas y lo cuide como si fuera un hijo. 🙂

    De todas maneras lo mejor es que hayas podido desconectar un poco del carapantallismo. Unas pocas horas siempre se agradecen. 🙂

  2. Vaya con tus ex compañeros de piso, menudo nivel. ¿Eran ingleses? En UK hay mucha tradición de barbacoa y se nota. En mi caso, la barbacoa la controlaba básicamente Patrick, que se da mucha maña, pero tenía de pinche a F. que además de disléxica es muy impaciente (tiene déficit de atención, parece ser) y se empeñaba en pasarnos las costillas a medio hacer ;-))
    Me ha venido bien desconectar y también que me alimenten por una vez: me gusta cocinar pero se hace pesado hacerlo a diario (carapantallismo, cocina, limpia, carapantallismo, compra, cocina, limpia, carapantallismo y al sobre: vida hénchida que dicen Faemino y Cansado).
    Cuando vaya a Madrid aprovecharé para investigar posibilidades de comprarme un respaldo digital para mi Nikon F-801 (muy chula, pero de 35mm) porque me estás poniendo los dientes muy largos con tus “afotos”. Las fotos ahora las hago con la cámara de video, pero no da mucha calidad, necesita bastante luz y demás. Tengo además una cámara digital majilla pero tiene el flash kaput. En fin, dejo el “reporte” fotográfico que tendré a la mitad del personal aburrido ;-))
    Un saludo
    E.

  3. no se qué hice que publiqué el comentario sin querer, serán los antibióticos… estaba diciendo que qué clever los english que se evitan lo del masculino y el femenino…
    Me alegro de que tengas quien se preocupe por ti. Cuando una está malita -de cuerpo, de espí­ritu o de ambos- es fundamental tener tu familia cerca, propia o adoptada.Yo en esos casos necesito muchos mimos y justo ahora estoy en uno de esos casos, pero mi contiguo tiene paperas y nos relacionamos casi que ví­a sms para no añadir patología a patologí­a. Si a eso sumamos que en la tónica estamos de duelo… En fin, que andamos todos hechos una porquerí­a. Cuí­date.

  4. Con ese CV mis exvecinos solo podrían ser australianos. 🙂 Eso si, aprendí­ a hacer un macerado de competi a base de salsa de soja, salsa de sésamo, ajo y azucar moreno… suena como mezclar mejillones con mermelada, lo sé… pero dadle una oportunidad!!! 🙂

    Saludos!! 🙂

    PD. Yo tengo una Nikon d80 y estoy encantado con ella, por si te sirve de ayuda…

  5. Caqués: en general los británicos son bastante menos sexistas para casi todo: cocinan tanto (o tan poco) el hombre como la mujer, en general y el cuidado de los niños igual: hay un reparto mucho más equitativo que en España, aunque probablemente tampoco sea del 50-50. Sin embargo, en el tema barbacoas es tradición que el hombre se ocupe de la barbacoa y la mujer de las ensaladas, postres y demás. Hoy por hoy la cosa es más abierta (y además menuda es F. para estarse quieta), pero sigue dándose por sentado que lo de las brasas es cosa de hombres.
    Siento mucho lo de Tomás y también lo de tu “pachuchismo”. Cuídate mucho. Mimos virtuales desde La Pérfida.

    Ignacio: Tengo ganas de conocer australianos, porque casi todo lo que oigo sobre ellos es apetecible. Estuve en un Walkabout, pero no hubo mucha chance de charlar con ninguno. Tenía un compañera de piso de Nueva Zelanda que utilizaba también salsas extrañas, alguna de las cuales me dejó y no sé para qué usar (una creo que es melaza…). A mí­ la mezcla de sabores no me disgusta salvo cosas como el Marmite que no he llegado a probar porque el olor tira para atrás (me armaré de valor y lo probaré, anyway) o los bombones de anchoa del Sampaka de Madrid (puag), los dulces salados islandeses no sé qué tal me parecerí­an. Esta chavala neozelandesa sabí­a bastante de cocina e incluso había trabajado en un restaurante, pero no sabía hacer una barbacoa y daba por sentado que era cosa de chicos… Creo que es algo común a toda la Commonwealth.
    Ya me pasarás la receta de tu macerado (seasoning?)de competi.
    Tomo nota de lo de tu Nikon como referencia, thanks.

    Cuídense y no olviden vitaminarse y mineralizarse.

Los comentarios están cerrados.