Mi portátil y yo hemos perdido espontaneidad. Como lo oyes. Antes, yo más o menos decÃa cuanto se me ocurrÃa y mi portátil por su parte sabÃa que sus teclas eran sus teclas. Que habÃa una correlación entre el sitio que ocupa una tecla, digamos RePág, y su función. Y que era improbable que se le malinterpretara. Desde la invasión de las ultracocacolas (light, pero invasión al fin y al cabo) en lugar de retroceder página como se espera de ella, la tecla RePág lanza exabruptos inconexos +1d++1d+5ç+35ç+3 y en cuanto a mÃ, tanto permanecer “lost in translation”, y especialmente ahora que vivo entre dos lenguas, el inglés y el español, a todos los efectos, de estudio y de trabajo y de “flatmates”, estoy atrapada en el retardo de la traducción simultánea que no acaba de llegar. En la espera se me olvida lo que habÃa dicho, incluso lo que habÃa pensado. ¿Qué está pasando realmente en mi vida en Londres? What´s going on? ¿Estoy aprendiendo? Am I learning? ¿Estoy haciendo el canelo? Or I´m rather loosing my time as a fool, messing around? ¿Me estoy convirtiendo en una workholic más pero con la agravante de no tener claro si valgo para ese trabajo ni si querrÃa valer para él?
En lo que al portátil se refiere, ocurre que ya no es portátil: para usarlo, debo trasladar también un teclado externo que es más grande que el portátil, con lo cual ya no me lo llevo a la cocina, ni de paseo. Su libertad de movimientos ya no es tal. Su autonomÃa está reñida con su precisión. Para poder decir lo que quiere, precisa de otros. Puede ser independiente, pero entonces sólo puede usar monosÃlabos. Y en mi caso, la forma de garantizar mi estancia en la Pérfida está pasando por desconectarme de la Pérfida: recluirme en un cubÃculo frente a una pantalla y decirle a la pantalla cosas en inglés y su equivalente en español, y enseñar a un alumno que está lejos, que en realidad aún no está ni es, cómo se hacen sugerencias formales en la lengua de la Pérfida. ¿Hay alguien que lo entienda? Porque mi no entender, so far.