París, más que una fiesta, era una pasarela I

Un café o una terraza de Parí­s es lo menos parecido a una sesión en el Ministerio de los Andares Tontos de los Monty Phyton.

No sé exactamente en qué consiste pero es cierto que la ciudad de la luz tiene una tasa de elegancia y buen aspecto por metro cuadrado muy superior a la que puedas encontrar en cualquier ciudad española y por supuesto en Inglaterra. De vez en cuando, sentada frente a un café, una Coca cola de 33 cl (qué pedazo de botellas) o un fantástico plato de comida francesa, sola o junto a mis amigos “parisinos”, levantaba la cabeza en una terraza (se han inventado una forma para que la gente pueda fumar y beber sentada, con un interior/exterior con estufas sin contravenir la ley) y veí­a parejas o grupos de gente guapa y bien vestida conversando en el ángulo preciso, con la inclinación perfecta, el peinado correctí­simo, el atuendo y la luz exactos; la composición y la coreografí­a eran tan perfectas que tení­as la impresión de que estuvieran posando para una foto real o imaginada.

4 respuestas a «París, más que una fiesta, era una pasarela I»

  1. Hola guapa
    Me vendrán bien tus indicaciones para cuando vayamos a Paris.
    Un beso desde Madrid.

  2. Te hablaba del cruce Edgar-Quinet con Delambre (ver en el 38 de la rue Delambre en Google maps, lo siento pero no me sale el enlace) porque justo en esa especie de plaza es donde se desarrolla parte de la acción de “Huye rápido, vete lejos” de Fred Vargas y me he prometido que cuando vuelva a París lo buscaré, que yo también tengo mi parte de mitómana. Es justo allí­ donde Joss Le Guern ejerce de pregonero. Te recomiendo la novela porque seguro que te engancha, Elsie. Unos tienen un blog y otros pregonan, a la antigua usanza. Joss anunciaría la nevada que se cierne sobre nuestras cabezas, el alocado estado de la mar y algún que otro naufragio. Por aquí Juanito y yo, resguardados con manta sobre el sofá. Tripulación: 2 almas. Salvados…

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