Mi no entender: cada vez más perpleja

Que Gran Bretaña es uno de los peores paí­ses europeos respecto a reciclaje ya lo sabían mis queridos lectores, al menos quienes tuvieron oportunidad de leer esto. Pero hoy lo particular de mis observaciones sobre mi microentorno se ha complementado con un montón de detalles del macroentorno británico sobre procesado de residuos a raíz de un artículo de The Guardian. La cosa es grave, ya que de hecho, “Gran Bretaña es el cubo de basura de Europa“, en palabras de Sir Sandy Bruce Lockhart, presidente de la Asociación del gobierno local. La frase -en inglés “Britain is the dustbin of Europe”- resulta ambigua, porque podría significar tanto que el resto de Europa tirara aquí sus desechos como que Gran Bretaña se lleva el premio a la más guarra. Pero fijándose en el contexto y evitando las ganas de hacer chistes (que las hay y muchas: tengo un agobio de curro que me lo aconseja como terapia; mira que escribir sobre basura para relajarte, Elsinora, estás completamente pirada; cierto, si no ¿de qué iba a hablarme a mí misma en un paréntesis?), se ve que se refiere a que aquí el procesado de las basuras está mal gestionado.

Los problemas fundamentales son dos: por un lado la falta del espacio disponible en vertederos y por otra parte la limitadí­sima implantación del reciclaje en La Pérfida. El artículo le echa la culpa a que durante años tirar basura en este país ha sido gratis. No conozco la historia reciente británica hasta ese punto, pero parece un análisis simplista. El bolsillo importa, pero la educación también. Yo no he pagado un duro directamente en concepto de procesamiento de basura ni en Reino Unido ni en España y eso no me ha impedido tomarme en serio estos asuntos. En España pocas personas han recibido cargas proporcionales al volumen de su basura pero en general la concienciación es mayor, al menos entre los jóvenes. El objetivo de las instituciones de la Pérfida es incrementar el reciclaje de residuos de los ciudadanos desde el 27% actual hasta un 40%, entre otras cosas para que los ayuntamientos británicos dejen de recibir multas y también porque de no hacerlo, en 9 años los actuales espacios para residuos estarán saturados. En este contexto de exceso de producción de desechos, pocas ganas de reciclar de los ciudadanos y escasez y encarecimiento del sitio donde depositar los residuos a alguien se le ha ocurrido una genial idea. Y la genial idea consiste en recoger la basura una vez cada quince días en lugar del esquema semanal que “disfrutamos” ahora. Aquí­ la
noticia concreta en inglés   La intención básica es reescribir el famoso refrán de “si no quieres caldo, toma dos tazas” en plan ahorrativo, ¿Tienes hambre? pues te doy media taza, al principio pasarás hambre, pero después seguro que estás encantado: muerto de hambre y rodeado de ratas y mal olor… ¿o no era así­ el refrán? Creo que no, pero tiene más gracia así­, en plan distopí­a (lo contrario de la utopí­a).

Estudios de ámbito reducido y poca fiabilidad (parece un chiste, pero es cierto: de manera anecdótica dice el original) han mostrado que en los lugares donde se ha implantado la recogida quincenal (una semana recogen lo reciclable y la siguiente la basura orgánica) se ha incrementado la tasa de reciclado en un 7%. Sin embargo, la OMS recomienda que en Gran Bretaña se mantenga la recogida semanal, ya que hay estudios noruegos que demuestran que prolongar el tiempo puede implicar riesgos para la salud de los que recogen la basura, además de que otros estudios sin especificación de paí­s y el sentido común trasnacional indican que incrementará la tasa de roedores, los malos olores, y el asma. Básicamente es un problema de dinero: los ayuntamientos van a tener que pagar más por los espacios/pesos en vertederos, de manera que reducen la frecuencia de recogida, con lo cual ahorran en personal y en volumen (se supone: pero la basura no nos la vamos a comer… al menos yo), además de subirle los impuestos a los propietarios. Algunas voces sensatas de la administración “basuril” inglesa (que alguna hay) consideran que el esquema quincenal no se debe aplicar en zonas altamente pobladas, léase zonas de Londres con edificios altos, porque la concentración de basuras en poco espacio puede ser de órdago.

Ignoro si el problema de los ingleses con el reciclaje es genético o histórico. Quizá obedece a que se visualizan como isla y eso no les permite considerar que forman parte de un entorno y que lo que le hacen al entorno les afecta. España no es paí­s pionero en estos temas ni especialmente concienciado, pero la situación es mucho mejor: la gente se lo toma más en serio y aparentemente el sistema funciona mejor. Otro gallo cantaría si en España recogieran la basura semanalmente, o si los ayuntamientos no se gastaran una pasta en limpieza urbana cada mes. Porque muy cívicos tampoco somos los españoles, para qué nos vamos a engañar y consumistas, un rato, también, aunque sin llegar a los niveles de Londres.

En fin, no quiero ni pensar qué pasará en verano si deciden implantar estas medidas. Mi zona no es exactamente una densamente poblada, aunque el distrito en general sí­ lo es. Voy a ir encargando una mascarilla.

5 respuestas a «Mi no entender: cada vez más perpleja»

  1. Los pelos de punta me pones. Horror. Yo aún recuerdo cuando la recogida de contenedores era semanal, y era un espanto de calles malolientes. Ayer comí­ pescado. Lo traje ya sin tripas ni cabeza. Muy fresco, además. Pero yo le saqué la espina y le corté las aletas. Estos desechos, previamente guardados en una bolsa y bien cerrados, fueron al cubo de la basura. Esta mañana al abrir el cubo el olor era apestoso. No quiero ni imaginarme que tuviera que aguantar eso (o sea, eso empeorado cada media hora) durante 15 días. La muerte.

  2. Sí­ EL HORROR que decía Conrad. En algunas zonas de Reino Unido hay elecciones locales la semana que viene, de manera que el tema éste de las basuras quincenales es un arma arrojadiza. Acabo de ver un reportaje en la BBC en el que asociaban un cubo negro de basura con el monolito de 2001, Una odisea… entre otras cosas. Los de la Pérfida están un poco pirados, de hecho ha salido una chavala del ayuntamiento de Reading, ciudad donde está vigente desde octubre lo de la basura cada dos semanas diciendo que han comprobado que ahora los cubos tienen menos bacterias que cuando se vaciaban semanalmente (a lo mejor las bacterias mueren de éxito o les da el síndrome de Stendhal, al ver tanta “belleza” junta; la otra opción es que la gente los limpia para ver si se va el olor). Y algunos vecinos contentos diciendo que era viable y que muy bien todo. Otro que a raíz de la medida habí­a empezado a reciclar. Luego salían imágenes de cubos hasta arriba e incluso una señora que decía que los zorros se dedicaban a volcar los cubos y que unos jóvenes le robaron el cubo, echaron un montón de basura y lo volvieron a poner en su sitio. Al parecer, lo que asome fuera del cubo no lo recogen… Así­ que se está generando picaresca consistente en robarte espacio en tu cubo.
    Entrevistaban en el estudio a una de un partido ecologista y mediante conexión a un locutor grillado que sostiene que el cambio climático es guay y que no piensa reciclar a no ser que el ayuntamiento le pague. Dice que lo de las dos semanas es un disparate y que lo que mola es lo de París, recogida dos veces por semana (Madrid ya debe parecer el lujo máximo). El tipo es una especie de loco con una voz flipante, eso sí. La ecologista de los tirabuzones rubios tenía razón (ponía a Europa como modelo, decía que UK va en el furgón de cola; también le flipaba Francia y Alemania) pero le faltaba autoridad. En Reading la tasa de reciclaje ascendió un 10% con la implantación de la medida. Supongo que convivir con tus desechos más tiempo te vuelve más activo en el modo de deshacerte de ellos (aunque yo no sé cómo podrí­a yo reciclar más… ya hago my best), pero a qué precio.
    Los basureros del Fish and chips que hay cerca de mi casa apestan ya con recogida una vez a la semana, imagina cada 15 días.
    En fin, sigo sin verlo nada claro. Que Dios nos pille con las defensas altas.

  3. Mis queridas amigas, me parece una locura recoger la basura dos veces a la semana, una vez cada quince dí­as un suicidio.No sé si en mi pueblo estaremos todos taladrados pero la recogen a diario.Besitos a las dos.

  4. Reflipo. Este comentario tuyo me espeluzna todavía más que el artículo. No por el olor a mierda, que ya me llega aquí de puro asquito alucinado que me dio, sino por todo lo que se lee entre líneas. Que haya gente que use argumentos tan rematadamente perversos es muy inquietante. Si son unos pirados, o unos políticos capaces de matar por unos votos en campaña electoral, la cosa se irí­a llevando. Pero el hecho es que el resultado de los argumentos ahí están, convertidos en hechos: ya hay sitios en que esta aberración contra la salud se est¡ llevando a cabo, y la cosa amenaza con extenderse.
    Que dios te conserve el sentido del humor a ti, y el síndrome de Stendhal a las bacterias.

  5. Pues sí­ es una situación como de cine fantástico o mejor de terror, porque yo creo que si pasas mucho tiempo oyendo sus argumentos empiezas a creértelos… De todas formas los métodos ingleses siempre han sido tipo la letra con sangre entra. Cuenta Enric Gonzalez en su libro Historias de Londres (muy recomendable) que es costumbre sacar a los bebes en su cochecito, por la noche, llueva o truene o haga 2 grados bajo cero para que se fortalezcan. Cuenta que una noche volviendo a casa se encontró un carrito con un bebé, solo, que lloraba en medio de la noche frí­a y que se alarmó. Lo movió con intención de buscar a su madre y apareció una vecina hecha una furia diciendo que qué hacía.
    Yo eso no lo he visto, pero me lo creo y explicaría su isotermia: aguantan con la misma ropa temperaturas muy distintas, van con sus chanclas y pantalones cortos con 8 grados etc etc.

    Esto de racionar la recogida de basura no deja de ser un método de educación victoriana mezclada con un plan de ahorro: ¿que no reciclas?, te pego unos correazos en la espalda y ya verás como aprendes a reciclar rápido.

    Y sí­, Caqués, ¡Están locos estos britanos!, como decían (más o menos) en Astérix.

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