La prohibición

No hay nada que indique si los siguientes buzones serán horizontales o verticales o, aún peor, si después de encaramarte a las escaleras y alcanzar el codiciado buzón aparecerá de repente la ominosa pegatina de “No junk mail” (un tanto ofensiva e inexacta: mis folletos no son basura ni las pizzas de la pizzería tampoco, pero en fin, capto la idea de “correo no deseado”) o sus múltiples variantes manuscritas: “No circulars”. “No advirtising of any kind”. “No leaflets”. “No pizza menus”. ¡Cuánto inglés se aprende con estas cosas! Tras la prohibición, ciertas notas añaden algún “thank you” o algún “please” o cierto comentario sobre que hay que reciclar el papel o no consumir tanta celulosa, aunque sus cartelitos puntillosos no utilicen papel reciclado. Sea como fuere, la advertencia molesta porque tú tienes que colocar 400 folletos en 2 ó 3 horas en una zona de casas de un piso o dos y amplios jardines, lo que significa ganarte a pulso cada buzón mientras el reloj avanza y cuando llegas y ves que el tal buzón te está vedado se te llevan los demonios. El primer día estuve tentada…  (Continuará)