Somos lo que comemos o el cura que comía demasiado

Uno de los programas más curiosos es uno de la cadena More 4, llamado “We Are What We Eat”, o sea, “Somos lo que comemos”, frase que se suele atribuir a Karl Marx, pero que en este programa aplican de forma literal. Hoy, que es la primera vez que lo veo y por casualidad, el “prota” es el padre Brian, un cura, escocés, creo, porque he pillado el programa empezado. Father Brian, un sesentón tripón de piel sonrosada y aspecto pacífico no cesa de repetir “Oh my Word” ante los comentarios de la dietista enviada como misionera para salvarle de la corrupción nutricional que le produjera un ataque coronario hace unos meses. La dietista/misionera es una rubia sesentona que aparenta unos diez años menos y que parece el espí­ritu de la golosina, cabeza grande cuerpo pequeño con melena de jovencita y cara bañada en crema, ojos brillantes y saltones de hipertiroidea, labios finos tipo pico de gallina, y toda ella moviéndose a más fotogramas de lo normal por efecto quizá de su peculiar dieta. Al rato la dietista Rotermeier, con guantes de latex, manipula una sustancia marrón de consistencia espesa y aspecto asqueroso en un “tupper” transparente. Revuelve la cosa con una varilla plástica o algo semejante. El público se niega a creer que está viendo lo que está viendo, sobre todo yo, pero ya medio acostumbrada a cierta brutalidad visual de la televisión inglesa (hay una serie médica de ficción en la que se ve todo tipo de cosas, con el mayor realismo y despliegue de fluidos y demás, pero no es sólo realista sino cruda) o -en términos más multiculturales- habituada a cierta liberalidad inglesa en la representación de lo íntimo, me musito a mi propio oí­do que lo que ocupa el primer plano son las heces del padre Brian. La dietista/misionera, no contenta con las guarradas que le está haciendo al cura que comía demasiado…¦ (Continuará)

Segunda parte.
Tercera y última parte.