Así en general

Yo llevo mucho tiempo perdida, así en general. De hecho esto no lo escribo yo sino mi fantasma, yo estoy durmiendo después de trabajar muuuchas horas, pero a ver si podemos hacer algo por la perplejidad de Sirvientes. Por enriquecerla, vamos.
A ver, Patrick 1 es uno que le gustaba a F. pero que ahora (oficialmente) no le gusta, porque ahora le gusta (oficialmente) un tiparraco de dos metros, ojos azules, franchute, motero, canoso a pesar de ser un treintaañero, aunque extraoficialmente (en petit comité que no incluye al franchute so to speak: viva el trilingüismo) dice que no se fía mucho de él. A quien seguro que no le gusta el franchute es al vecino cuyo jardín aplastuja con la bici o con la moto (según los días) y si me apuras, a mí lo que no me gusta es encontrarme las notas del vecino en el buzón protestando por tales cosas (aunque estoy pensando reciclarlas para mi carta de reclamación al banco… a lo mejor cuela). ¿Queda clara la naturaleza escurridiza de este primer Patrick the Stocky? Más información sobre él en próximos posts.
El segundo Patrick tampoco es muy alto y no le gusta a F. ni oficial ni extraoficialmente, que yo sepa. Es productor de televisión. S. lo conoció en la facultad, en un curso de guión. Tendrá cuarenta y muchos. Rubio, delgado pero en forma, cara pelín rara, como si se le hubiera quemado en el incendio de su casa o le hubieran operado la nariz en una clínica cutre, o se hubiera echado Polonio en plan polvos compactos (de maquillaje, digo). Coquetón. Y otra cosa, su padre es escritor. Quien quiera encontrar una relación entre los incendios, las caras raras, los coquetones, los escritores (y sus hijos) y Londres, adelante, pero que quede claro que yo no lo he dado a entender (I wasn´t assuming anything).
El tercer Patrick en discordia (o en concordia, por ahora, aunque cobra caros sus servicios, que me lo digan a mí :-))) es medio pelirrojo, boca sumida, tirando a feo, dublinés, con estudios de Filosofía, Griego y Latín y algo de ordenadores (no me acuerdo muy bien, programación o algo así). Vino a Londres hace unos tres años con su novia. Su novia se volvió. El se ha quedado y curra por su cuenta como corrector. Ha tenido malas experiencias (¿de ahí la boca hundida y el aire gris de toda la cara?), además de con su novia (ignoro los detalles pero el caso es que lo arrastró y luego se volvió) con el sector estudiantil: le encargan que revise sus trabajos de la facul y luego no le pagan. Así que el tipo, si no tienes una cosa semimisteriosa llamada PayPal te obliga a darle un depósito antes de ponerse a corregir y a pagarle el resto antes de entregarte las correcciones. Yo lo entiendo pero me ha supuesto una pérdida de tiempo entre idas y venidas y demás porque esto es Londres, ciudad gigantesca y yo hoy por hoy estoy hasta arriba de curro (esto no lo escribo yo sino mi fantasma; yo estoy durmiendo). Y además ¿quién me dice a mí que el tipo no se larga con las treinta libras de anticipo y me como con tomate los textos? El título del Shakespeariano trabajo de la facul me ha quedado muy chulo “When Shakespeare became Shake Spear. Writing back to the Canon”. (No es un chiste. Hagan el favor de coger el diccionario y ver qué significa shake spear. Gutiérrez que le veo).
Me parece que Sirventes debe seguir perdido entre tanto fárrago delirante. Pero tiene su miga la cosa, ¿no? Un rato entretenido el relato de tanto personaje que entra y sale.
Los de letras es que somos un poco desorganizados para la exposición lineal. Nos pone más un buen monólogo exterior, sobre todo si llevamos días durmiendo poco y pensando mucho…