No tan distintos

Sin embargo, este código no es tan diferente al tuyo, en realidad. La forma de socializar, salvo el acercamiento a las mujeres, es bastante parecida a la española. Charlan, ríen, se miran, se tocan (más que los españoles) y se interesan por la vida del recién llegado mucho más que el inglés medio, incluso demasiado, como hemos visto. Toman té a todas horas, en un vaso largo, con mucha azúcar y mojan pan en todo tipo de salsas y te ofrecen. Comen en el suelo como lo más normal (y el de la cocina de Pizza Pianeta no es de los de tomar sopas, me temo).
Además, has aprendido un par de cosas sobre el código
culinario subsección pizzería: cómo se trocean cuatro kilos de champiñones o cómo se preparan los “mixed pepper”: pimientos rojos, verdes y amarillos fritos en freidora, se abren por la mitad longitudinalmente, se les quita rabo y pepitas y se pelan con un cuchillo tipo Hannibal Lecter (la parte de piel que no sale rascando con el filo se corta, aunque en el empeño te lleves por delante parte de la carne; los pimientos quedan tersos como recién afeitados y es que en realidad no los pelan sino que los afeitan). Después se cortan en tiras estrechas y se almacenan en un tupper. Para cortar, en general, lo más importante –que me corrijan o complementen los que saben de cocina- es preparar el alimento a trocear de forma que tenga la base plana y que el cuchillo actúe en paralelo a las uñas de los dedos que sujetan (yemas hacia abajo, dedos en vertical). La base plana evita que el producto se mueva mientras lo cortas y al tener los dedos en paralelo al cuchillo es menos probable que te cortes, ya que el movimiento del cuchillo es hacia abajo. Con los champiñones lo mejor es cortarlos por la mitad primero y luego en pequeñas rodajitas, ya que son las que se usan en las pizzas. Los que tienen mucha práctica lo hacen muy rápido, taptaptaptaptap. Yo no tuve ocasión de desarrollar semejante destreza ni tampoco de cortarme, afortunadamente.

En un sitio en el que el menú ofrece 50 pizzas, es obligado hablar de ellas, porque son las reinas de la carta, de la pantalla de los pedidos y de la cocina.
Las pizzas de Pianeta son muy buenas. La masa está muy bien hecha, los ingredientes son bastante frescos y el horno es de leña. El supuesto jefe, que en realidad es el más veterano y el que más curra pero se lleva mal con el dueño que es el de la camisa fantasía (con cierto parecido a Almodóvar: cara redonda, pelo abundante y algo fosco, gafas, ojos redondos) que responde al nombre de Val y dice ser persa, que es el antiguo nombre de Irán. El jefe, que se define como iraní y se llama Ashkom y lleva diez años viviendo en Inglaterra y vivió antes en Alemania es marino tiene rango de tercer oficial, según me contó, y hermanos y hermanas por todo el mundo, es el encargado de preparar la masa con una máquina y de amasarla luego y lanzarla al aire. El de las pestañas largas se llama Mosud y también lanza al aire y cocina, y a veces reparte folletos e incluso lleva las pizzas en la moto. A este no le interesa saber si estoy casada o no, porque tiene novia, en la propia pizzería, se llama Alisha y es afrobritánica y debe de tener unos 19 años. No es sólo que no le interese mi estado marital (¿se dice así? I´m forgetting my Spanish; o a lo mejor nunca he sabido cómo se dice eso en español; en España basta con poner una cruz en la casilla de casada/soltera…) sino que parece que le molesto. Va a ser que estos tipos no tienen término medio con las tías.

2 respuestas a «No tan distintos»

  1. Pues si eso te da hambre, cuando hable de cómo hacer croquetas con bacon no me lo quiero imaginar ;-))) Ricas, ricas.
    De nada, o my pleasure, como dicen por aquí.
    Nos leemos.

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