Desayunos surrealistas

Ya dije que estoy bastante aliviada desde que puedo tomar aceite de oliva y tomate, y que la vida me sonríe a nivel gastronómico (o casi).
Pero en esto como en muchas cosas conviene no confiarse ni bajar la guardia. Hoy por ejemplo a punto he estado de terminar desayunando corn flakes con trinaranjus de naranja. La cosa es que si te despistas y no compras las jugosas tostadas de pan de centeno y se te acaban las tortas de maíz y por algún motivo no quieres desayunar fruta, la alternativa son los corn flakes (que llevan maíz, que me sienta bien), pero como no puedes mezclar los hidratos de carbono (maíz) con las proteínas (leche de vaca) ni tampoco puedes tomar zumo (porque tiende a fermentar y tú no puedes tomar levaduras, ni fermentos) ni tampoco yogur (por la leche de vaca y el fermento) y como aunque por una vez te fueras a saltar lo de mezcla de proteínas con hidratos resulta que ayer te dio el capricho y te tomaste un cafécon leche de vaca no puedes volver a tomar leche de vaca hasta dentro de tres días…
Lo dicho, que esta dieta es como estar suscrita al Brain Training: hay que ver lo mucho que hace por tu memoria y tus habilidades combinatorias y lo poco que hace por tu paladar. No es de extrañar que uno adelgace con ella: te lo piensas tanto antes de comer, hay tanta distancia entre el impulso de comer y el momento en que comes, que se te pasa toda glotonería… Pero eso sí, lo de digerir bien y no sentirte eternamente pesado es algo merece todas las pequeñas molestias del mundo.
(Al final he desayunado un huevo pasado por agua y una manzanilla… y bien rico que me ha sabido; eso sí, no puedo tomar huevo de gallina en tres días).

Ese rico aceite de oliva

Un pequeño paso para la humanidad y uno muy grande para la calidad de vida de Elsinora: el endocrino me ha reincorporado el aceite de oliva y el tomate y la piña y el melocotón. A un inglés supongo que le darí­a bastante igual lo del aceite de oliva y que lo terrible para él serí­a la prohibición de cerveza y tikka massala y el rebozado del fish and chips y las propias chips (la patata es un tubérculo maléfico incompatible con pieles delicadas como la mí­a, al parecer), pero en un paí­s como España no poder tomar nada con aceite de oliva ni con tomate es una verdadera faena, así­ que estoy encantada, aunque la reincorporación no es inmediata sino a partir del 15 de abril; se ve que a mi endocrino también le mola el “hoy no, mañana” de “La hora de José Mota”.

Sea como fuere el 15 de abril haré una fiesta con esos nuevos ingredientes, aunque no sé qué tal van a combinar… Y además el apartado de celebración lo tenemos un poco perjudicado mientras está vedada la harina de trigo y la levadura por aquello de las tartas y mientras no pueda tomar alcohol por aquello de los fermentos. Brindaremos con Trinaranjus, pues, y con esas ricas tostadas de centeno integral y con una magnífica ensalada de tomate bien aliñada con aceite de oliva, ummm…