Es posible que me esté excediendo en mi afán por ponerme en forma y por armonizar cuerpo y mente y que me haya sumergido en una realidad paralela. Y si no juzgad vosotros mismos. Cuando me enteré del amago de infarto de Garzón, la primera idea que me vino a la cabeza fue que le habían amenazado o que había “pinchado en hueso” (léase descubierto que alguien muy gordo estaba inculpado) pero en seguida me dio por pensar que fuera como fuese, los problemas de Garzón se resolvían con un poco de dieta, ejercicio y Chi-Kung. No hay más que ver su torso orondo, su cuello grueso, su cara regordeta de monaguillo crecido para darse cuenta de que su circulación y su corazón no van demasiado bien. Tiene el yin y el yang de lo más revuelto, la parte femenina y masculina desequilibrada y la parte activa y pasiva amontonada y los canales o meridianos nada fluidos ni armonizados.
De hecho un poco de vida sana y Chi-Kung o Taichí le habría evitado hasta el asunto de la cacería. Con tanto ejercicio y meditación, ¿quién tiene tiempo y ganas de ir conspirando y matando bichos por esas fincas de Dios? Y de esta forma tampoco se hubiera comido después los jabalíes protegidos y no le hubiera subido el colesterol ni la bilirrubina, ni a él ni a los del PP.
Touriño también se podría beneficiar de un poco de sabiduría oriental, centrándose más en la esencia y menos en el precio de las cosas, o viajando en bicicleta o “rickshaw” en lugar de en su coche de precio millonario. Y a Ibarretxe–Mister Spock un poco de respiración profunda y de enraizamiento con la realidad no le vendría nada mal.