No escondas tus slip

La dietista/misionera, no contenta con las guarradas que le está haciendo al cura que comía demasiado, le explica al bueno de Brian, que tiene la cara contraí­da pero el semblante aún cordial, que a juzgar por la calidad de sus heces (ejem), su dieta no puede ser más nefasta. A juzgar por esta m., tu dieta es una m., le viene a decir.

Estos británicos tienen toda mi admiración porque ahí está el cura, tan correcto, escuchando hablar de su caca y viéndola, delante de millones de personas y sin pestañear. Rompe su impavidez para comentar al menos que en su vida había oído hablar tanto de caca. Insensible a su azoramiento contenido, la dietista continúa explicando al pobre cura comilón que demasiada grasa, demasiada “fast food”y  no sé qué más excesos alimentarios se han hecho evidentes en el análisis y que “por tanto…”.

Lo siguiente que vemos es al cura en calzones. Unos calzones grandes, de algodón. El tipo de calzones que uno se imagina que debe de llevar un cura, si es que uno gasta el tiempo en pensar en semejantes cosas. Sobre los calzones, un tripón que ocupa la mayor parte de la pantalla. Vemos tomas de la anatomí­a y la lencería del cura desde diferentes ángulos. No creo lo que estoy viendo (I can’t believe it!). Aunque el ver examinada su caca bajo los focos o el posar en calzones a pesar de sus veinte kilos de más parece no haber despeinado al padre Brian, el siguiente giro de los guionistas le arrancará unas lagrimitas. (Continúa aquí)