Esta no es mi España que me la han cambiado (III)

¿La reserva espiritual de Occidente?

Una de las cosas que más impacta tras dos años fuera de España es el estado de los medios de comunicación. La televisión ya era para llorar en el 2005, pero ahora es para hacerse el harakiri. Cuando yo me fui a Londres no existí­a Cuatro ni La Sexta, pero su aparición no ha mejorado en absoluto la calidad de las emisiones televisivas hispanas. Respecto a los informativos no he notado demasiados cambios: flojos eran y flojos son, a años luz de los de la BBC. Quizá el enfoque Reader Digest/Record Guiness/cara humana de la noticia se haya intensificado, pero no ha habido cambios sustanciales.

Lo que me llama poderosamente la atención es la proliferación de series españolas con una fuerte carga de amoralidad (naturalidad ante la falta de ética generalizada): véase un “Escenas de matrimonio” de Telecinco donde no hay ni un solo personaje principal positivo: las tres o cuatro parejas son a cual más despreciable a nivel humano y la única que se libra es Desislava, la empleada del hogar húngara.

Si lo que me han enseñado la carrera de Periodismo, los estudios de retórica clásica y el sentido común es cierto, una serie repleta de “pathos” y sin personajes admirables deberí­a tener los dí­as contados. Las cifras de audiencia de momento dicen exactamente lo contrario: el “hijo” desalmado de José Luis Moreno es lí­der en su franja horaria y además se ha convertido en el programa que la competencia debe boicotear, por ejemplo “robándole” la pareja Pepa/Avelino, como ha sido el caso de Antena 3.

Sospecho que el éxito actual se debe a que lo emiten casi a diario (de martes a viernes), de forma que la gente adquiere un hábito de periodicidad menor a las series semanales y también a que casi nadie lo ve entero y menos personas aún reflexionan demasiado sobre lo que ven.

La razón que se aduce más a menudo como explicación del éxito es que al espectador le gusta ver que alguien dice a su pareja las burradas que él mismo no se atreve a decir pero está pensando. A mí esto me parece una exageración. El “Escenas de matrimonio” es una caricatura non-stop que acaba convirtiéndose en una pesadilla. Por otra parte, está clara la habilidad comercial de la idea que subyace a esta serie: al incluir tres parejas de edades estratégicas (veintimuchos, cuarenta y setenta) se asegura audiencias en las tres principales franjas con poder adquisitivo, con lo que el abanico de publicidad se vuelve amplio y jugoso.

Mis objeciones a “Escenas de matrimonio” no es extensiva a los actores ni a los dialoguistas: los actores son buenos, incluso brillantes a veces, y los diálogos picados, en plan esticomitias (réplicas muy breves) sobre todo entre Marina y Roberto, el matrimonio de mediana edad, brindan momentos muy divertidos. Y además, el enfoque costumbrista y las pinceladas de actualidad crean una atmósfera muy española y muy familiar que facilita la identificación del público con la serie. El amigo cachas del escritor joven es quizá el único actor que necesita un hervor, pero en realidad cumple su papel: dejarse ver e interesar de igual manera al público homosexual como a las mujeres admiradoras de hombres metrosexuales.

Pero la cosa no queda ahí­, porque en seguida llega “Gominolas”, una chorrada  tan grande, tan mal escrita, y tan mal interpretada que da vergüenza ajena. El guión es absurdo, para empezar, pero es que además todo parece una excusa para sacar a la rubia de turno haciéndoselo entre bastidores con un juez de un concurso. Y luego les toca bastante el pie que dos hermanos que supuestamente han nacido en Madrid, tengan uno acento andaluz y la otra catalán (estoy muy sensible a esto de los acentos desde que he vuelto de Londres, curioso).

Por si no hubiéramos tenido bastante, llega el refuerzo de “Cuestión de sexo” de Guillermo Toledo y compañí­a, donde se muestra con toda naturalidad y desenfado una escena en la que los padres de la protagonista ofrecen al novio de su hija la mitad del piso si éste consiente casarse con ella, como lo más normal. En fin, dejo el análisis, que me pongo tensa y me contracturo.

 

 

 

4 respuestas a «Esta no es mi España que me la han cambiado (III)»

  1. Bueno, solo por compensar:

    1. No es que vea mucho la televisión: cada vez menos… y no es por ningún prurito intelectual, porque si veo algo, suele ser algo de fútbol (que se sepa). Pero vamos: es que me aburre mucho.

    2. Sí hay algunos programas interesantes. Pocos, pero los hay. Una recomendación: “Callejeros”, en Cuatro.

    3. Sobre las dos últimas, ya digo, no las veo. Sobre el “hijo del Moreno”, he de reconocer que no me gusta. Nada. Coincido casi por completo en tu análisis.

    Pero, no obstante, no es ésta la primera frase en la que los miembros de una pareja se zurran sin piedad (cosa que me pone de los nervios, añado). Sin ir más lejos, yo pienso en una serie americana, algo así como “Matrimonio para dos”, o similar… en la que no se trataba solo de descalificarse, sino de torearse sin piedad. Y se decí­an cosas tal vez más fuertes que aquí­…

    Creo que lo que más me pone de los nervios en esta serie es más lo repetitivo de que se zurren frase tras frase. Creo que es la repetición lo que me satura. ¿Soy el único?

  2. No sé si he visto “Matrimonio para dos”, pero estoy segura de que en esa serie, los vecinos, o el cartero, o la suegra tení­an algo de humanidad positiva (los americanos tienen muy claro eso de poli bueno y poli malo…). En “Escenas de Matrimonio” hasta el portero es un cab… con pintas. Y sí, la repetición satura. Es lo que yo comentaba: si todo es “pathos” y además el mismo, el resultado final no hay quien se lo trague…

  3. si os fijáis bien, la tele tiene un botoncito para apagarla y dedicarse a otras cosas. Pero no te creas que lo de intenné es más interesante, porque el 95% de los blogs apestan (no incluyo el tuyo, descuida, aunque veces usas palabras raras). Dos recomendaciones, si me lo permites, ya que acabas de volver a este paí­s nuestro:
    -jamás veas telemadrid y mucho menos sus tendenciosos telediarios (el de Dragó clama al cielo, pero el de las dos y media es un panfleto de la COPE directamente)
    -Tienes que ver Muchachada nui, un programa gamberro de humor manchego que está muy bien
    Ah, y Callejeros está muy bien si te gusta el lado lumpen de la vida.

  4. Gracias por las recomendaciones, Lola Gaos, tomo nota.
    Coincido en que las televisiones, los blogs, todo tiene sus botones para apagar o sus filtros para evitar que nos llegue lo que no consideramos apropiado, interesante o cortés.
    Eso sí, permíteme que disienta con lo de las palabras “raras”: en mi opinión, usadas moderadamente son la sal de la vida.

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