Longitud de onda

Anoche celebré mi cumpleaños. Por supuesto fue “indoors” ya que donde hay patrón (bloody English weather) no manda marinero, por más que sea un marinero que entra en la edad adulta, como es mi caso. Vinieron viejos y nuevos amigos, y estuvo también la sin par F. mi “flatmate” y casera, que pertenece al primer grupo, ya que llevamos viviendo juntas año y medio y congeniamos desde el principio.

Hubo mayorí­a de españoles, una japonesa, una vietnamita y la propia F., que es sueca aunque su padre es egipcio. Lo pasamos bien, creo, porque hubo buena conversación, muchas risas y buena músi… iba a decir buena música pero a lo mejor hay un par de personas que no están de acuerdo (pinchaba yo :-))) y un par de veces me sacaron el pañuelo verde como en los toros: una con Marí­a Jiménez por Sabina (devolvimos al toro al chiquero) y otra con Paulina Rubio (aquí­ insistí­ en que le dieran unos pasecitos “for the sake of my birthday”… se ve que mi ascendente Leo se impuso, además de que el asiento crí­tico (o criticón) lo ocupaba una amiga del instituto de la que os hablé en el primer artí­culo y ya se sabe que donde hay confianza…; a cambio eligió ella la siguiente canción).

Preparé un chicken tikka massala con papadums (comprados), arroz basmati (no salió demasiado bien por las prisas), ensalada (que hizo F. porque yo estaba agotada) y dos tortillas de patatas, una de ellas con pimiento rojo. Puse también unas rodajitas de fuet que habí­a traí­do de España. No conseguí­ encontrar tarta, así­ que compré helados, que gustaron más que una tarta, a juzgar por los comentarios (otro año a lo mejor me animo a hacerla yo).

Tuve mis regalos (libros, un bolso, flores, acompañados de tarjetas; F. me habí­a invitado a cenar el lunes) y sobre todo tuve la sensación de que a pesar de lo diferentes que puedan ser nuestros backgrounds o que en algunos casos nos conozcamos desde hace muy poco (a Ignacio por ejemplo lo conocí­ in situ… aunque ya le conociera virtualmente: es el bloguero de Crónicas de Londres; andaba por allí­ también Sirventés) formábamos un núcleo de intereses comunes o de partí­culas que emití­an en la misma longitud de onda y eso es un fenómeno difí­cil de conseguir cuando uno está fuera de su ambiente (es relativamente fácil encontrar pares, pero lograr que un grupo de pares recí­procos y grupales coincidan en el espacio-tiempo es más complicado).

Hubo algunas ausencias: una amiga regresó agotada de un congreso de literatura pero me hizo prometer que lo celebrarí­a con ella otro dí­a, Jacob mi ex compañero de piso polaco tení­a otro cumpleaños (propuso verme hoy “instead”), una amiga griega celebraba la lectura de su tesis y su cumpleaños por anticipado (quedaremos para celebrar nuestras buenas nuevas otro día), dos compañeras inglesas del máster no pudieron venir, Guille no debió de ver mis mensajes a tiempo, mi ex-compañera griega del máster del año pasado finalmente no se presentó, un amigo francés tampoco pudo acudir y Clair, la amiga de F, que ya no vive en Londres, dijo que vendrí­a pero al final no vino.

La verdad es que de haber venido todos hubiéramos tenido problemas logísticos y sobre todo yo habrí­a acabado muy estresada supervisando que todo el mundo tuviera de todo (soy así­ de madre agobiosa, qué le vamos a hacer). La cosa es que lo pasamos bien, y que ya habrá ocasión de ver a los que no pudieron venir, porque mi vida carapantallil termina hoy o todo lo más mañana.

Sé que el final de la tiraní­a de las teclas no me va a quitar mi condición de muñeca de Famosa inmediatamente, pero estoy segura de que tanto mi calidad de vida como mi ocio se verán beneficiados. Cuidado, mundo exterior, voy despantallada y soy peligrosa ;-)))

4 respuestas a «Longitud de onda»

  1. Felicidades, guapa y perdona por el retraso, ando un poco dispersa últimamente y hace días que no me pongo al día de pura dispersión.
    Que sigas cumpliendo y celebrando y yo que lo vea

Los comentarios están cerrados.