Mahoma y la montaña

Aunque comparar a Yoko, que es bajita y delgadita, con una montaña supone tener mucha imaginación (o problemas de vista). Y yo tampoco me parezco mucho a Mahoma (aunque no tengamos imágenes para comprobarlo, por razones obvias) pero en fin, así­ es el refrán.

Ayer vino a casa mi alumna japonesa para una clase de español y para “catch up”, es decir, ponernos al dí­a respectivamente de nuestras correrí­as porque hací­a como un mes y medio que no nos veí­amos. A Yoko, no tener noticias mías en este tiempo le ha producido vértigo. Las culturas orientales tienen una percepción diferente del tiempo y por tanto su manera de planificar o de tomar decisiones es distinta, porque tienden a primar los objetivos a medio o largo plazo, frente a los resultados inmediatos que buscan culturas como la norteamericana. Ignorar semejante cuestión ha sido la razón del fracaso de muchos hombres de negocios occidentales en sus tratos con socios japoneses. Para las culturas asiáticas en general, el grupo (el colectivo, la familia, la empresa, el país, el partido) es muy importante.

En parte creo que eso fue lo que llevó a Yoko a contestar a mi anuncio de clases de español de la facultad. Alguien como yo representaba un billete de entrada a varios grupos: el grupo de los alumnos de la facultad que no estudian arte, una persona española como su ex novio, una persona española como su admirado Gaudí o Almodóvar y alguien que comparte idioma con su actual novio, mexicano, que vive en Chicago. Yo soy una persona “educated” (porque tengo un Máster) y una artista porque escribo ficción. Así dicho suena artificial y clasista. De hecho, en España la importancia de ser alguien “educated” (con formación universitaria) es mucho menor, básicamente por una cuestión de porcentaje: el nivel de universitarios entre las nuevas generaciones es muy alto, y también por una cuestión de enfoque, la universidad inglesa es más elitista que la española (por otra parte, los posgrados anglosajones son visiblemente mejores que los españoles, los profesores te ofrecen más, te exigen más y te tratan como a un igual en términos intelectuales; también son cursos más caros).

Decí­a que suena artificial y clasista esta forma que tiene Yoko de dividir a las personas en universitarias y no universitarias y artistas y no artistas, pero en nuestro caso funcionó. Quiero decir que más allá de que yo sea capaz de enseñarle a Yoko español y aspectos sobre la cultura española, compartimos inquietudes y podemos hablar virtualmente de cualquier cosa, en inglés. Analizado con más profundidad, los universitarios al estilo anglosajón comparten entre sí­ un interés por la lectura y por el aprendizaje continuo que les hace tener muchas cosas en común.

Yo recuerdo que en mis tiempos de la Facultad de Periodismo, algunos compañeros de clase se quejaban cuando nos mandaban leer un libro o nos pedían leer el periódico a diario. A mí­ aquello me dejaba perpleja…

Mi enfoque del asunto “los otros” es más complejo. Para mí­ cada persona es muchas cosas a la vez, una especie de constelación humana, una ecuación llena de variables que se combinan entre sí, de manera que es muy probable que en alguna de las combinaciones de esas variables se forme algo que resuene parecido a como resuenas tú. Es decir que la persona más o menos marciana que tienes en frente en el metro o al lado en el autobús, puede ser tu par en alguna dimensión. Esta teorí­a de los pares ya la mencioné aquí­.

Creo que el éxito de los blogs y los foros tiene que ver con esta búsqueda de los pares, las afinidades electivas y de las dimensiones coincidentes.

2 respuestas a «Mahoma y la montaña»

  1. Muy bueno. Continúa y tienes un bonito ensayo.
    Oye, ¿y por fin hubo o hay ola de calor en London? Aquí estamos en octubre o marzo, criatura. Llueve que te llueve. Yo encantada, que no soporto los calores.

  2. Tengo a medias un textito sobre estas cosas de la interculturalidad, no sé si se convertirá en un post, un artí­culo o qué. Me alegro de que te haya gustado.
    Ayer sábado llovió en plan diluvio a media tarde y luego levantó un poco, pero se quedó un “evening” fresco tirando a gélido. Hoy ha amanecido con sol y cielo azul, así­ que el polen se pondrá en plan ataque de los ultracuerpos. Menos mal que me traje antihistamínico de Madrid…

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