Sobres, herencias y troní­o

Mi año y medio en La Pérfida me ha dejado una herencia extraña. En primer lugar, se ve que ha dado a mi cara aspecto de diccionario inglés-español y español-inglés, porque de no ser así­ no me explico por qué cada vez que vemos una serie o una pelí­cula norteamericana o británica mi hermano se pone en modo usuario de Babylon y pulsa el botón secundario de mi cabeza para que le confirme sus más o menos peregrinas teorías sobre cómo se dice algo en inglés. Como si yo no tuviera bastante con las malí­simas traducciones y con los con frecuencia malos doblajes. Así­ es imposible seguir la trama de una pelí­cula o la de la corrupción urbaní­stica en Marbella.

Luego está el factor troní­o y caspa, con su Pantoja y su Rocío Jurado y su familia Flores. Parece que sólo ocurriera eso en el mundo: gentes que chillan y desafinan en el sentido más literal y en el metafórico. Sobres, herencias y troní­o. Los hijos ilegítimos de los Flores-González. El marido al que se posterga. La finca que se revaloriza. La modernidad mediopensionista de fotos top-less en Interviú o pelí­culas sobre corrupciones de la carne que luego fueron corrupciones a secas. Sobres llenos de dinero en el cajón de los calcetines y cuentas opacas en Suiza.

Mi herencia de la Pérfida incluye algunos tics ingleses: decir “come in” cuando llaman a la puerta de mi cuarto o internarme en el pasillo por las mañanas a golpe de “morning!”. Y también he comprobado que padezco el síndrome “llevar una chaqueta” por lo que pueda pasar, porque en Londres el tiempo varí­a cada hora y claro, en Madrid, salir con una chaqueta en el brazo cuando hace veinticinco grados hace raro. Lo bueno es que con chaqueta o no, si vuelvo a casa tarde cuando la temperatura ha descendido, aguanto mucho mejor el frí­o (el fresco) que el resto de la gente, non che male.

Otra de mis herencias es el carapantallismo. Es momento de hacer el último esfuerzo y terminarlo. Va a quedar muy bien, creo. Y al otro lado habrá un sobre, recordémoslo.

En el mundo de los sobres blancos y salmón a mis compañeras de peluquerí­a se ve que les fue muy bien: Espe ganó y el equipo de la Botella (es la segunda del equipo de Ruiz Gallardón) hizo lo propio. Espero que a mí­ también me vaya bien con una serie de cosas que tengo en marcha a mi vez.

Y por cierto, que se me olvidó comentar que a Espe le apuntan el turno en la peluquerí­a como Condesa y que suele ir a primera hora y que le ponen un cafetito en una mesita especial con un agua mineral y la manicura le hace las manos a la vez que la peluquera la peina. Ambas dos (Espe y Ana) llevaban pantalones negros y pelo tirando a rubio. Eso es el troní­o Génova style, los oros parece que pasaron a mejor vida.

En cierta manera me alegré de que los sobres con papeletas socialistas no se prodigaran en las urnas madrileñas. Sólo renovando desde dentro la FSM (Federación Socialista Madrileña), convertida ahora en PSM (Partido Socialista Madrileño) saldrá algo provechoso de ahí­, nido de tránsfugas y polí­ticos con maneras de mafiosos de la Ley Seca. Tienen que olvidarse de su herencia/rémora y empezar desde el principio.

Al final, pese a las dificultades logísticas, pude expresar mi opción polí­tica en las urnas. Hasta ahí­ puedo leer. A este sobre se le acabaron las palabras.