La marmita de Red Bull

He cambiado de estudio de Pilates. En Pilates no se habla de gimnasio, sino de estudio. Y las clases normalmente no se dan, se imparten o se dictan (o al menos eso decí­an en mi antiguo “estudio”). Sea como fuere me he cambiado de centro de Pilates y llevo unas semanas acudiendo a un sitio nuevo.

Este es menos fashion, lo que se traduce en que no hay un esqueleto de tamaño natural que se adorna en fechas señaladas con un gorrito de Navidad o un traje de chulapa cuando son las fiestas de Madrid. Y tampoco ponen fotocopias enormes de los músculos de cierta parte del cuerpo cada mes para aprender dónde están los transversos o los abdominales, esos músculos de los que has oí­do hablar pero que no te consta que existan en tu cuerpo.
En este centro sólo tienen cinco Reformers, en lugar de tener también Cadillac, Wundas, y otros cacharritos de aprendizaje/tortura, (según el dí­a) pero el lugar es muy agradable y los profes además de tener formación acreditada en Pilates son licenciados en Fisioterapia.

En otras palabras, de 6 a 7 te destrozan el cuerpo y de 7 a 8 te lo reparan con un masaje. Eso sí, este centro tiene una fuentecita, unas piedras blancas en plan jardí­n zen y una decoración bastante relajante.

ilustración de lagartija
La cosa es que aquí­ no me llaman lagartija ni me gritan, pero sí­ me ruegan que vaya más despacio y me sugieren que me tome tres tilas antes de entrar para hacer los ejercicios a su velocidad correcta. Así que se ve que lo de lajartija ansiosa es en serio. Lo mismo es que me caí­ en la marmita del Red Bull cuando era pequeña. Espero que mi madre me pueda sacar de dudas.
Lo curioso del caso es que tengo la impresión de que salvo en situaciones como las clases de Pilates no doy la apariencia de ser una polvorilla tan polvorilla. Cierto que hablo rápido, pero comparada con otras personas que conozco yo me veo tranquila…

En fin, Pilarí­n. Voy a hacerme una tila o dos. Pero antes de nada le preguntaré a mi madre lo de la marmita de Red Bull. A ver si va a ser verdad…