Sobre manos, transplantes y arte

Las manos de Yoko, como buena japonesa, son pequeñas. Yoko es de Tokio, pero estudia en Londres, aunque estaba viviendo en Chicago. Es artista. Artista en el sentido contemporáneo del término. Un concepto tan amplio que parece acabar no significando nada. Uno puede ser artista tipo performer de esos que montan una exposición que consiste en bajarse los pantalones y hacer pis sobre un mapamundi o de los que pintan cuadros figurativos (buenos malos o regulares) sobre la reina de Inglaterra como una muñeca repollo (como el norteamericano Condo en la National Portrait, por ejemplo) o de los que montan escenas de IKEA o de aquellos que se podrían ganar la vida como técnicos de un parque de atracciones. No es el momento de explicar mi posición sobre el arte contemporáneo, pero sí quiero decir que al decirme que era artista (o que estudiaba Arts en mi universidad) pensé “lo más seguro es que no se sabe”.
La cosa es que Yoko contestó a uno de mis anuncios de clases particulares de español hace un par de meses. Me llamó al móvil con su acento inconfundiblemente asiático (Japón, China y Corea comparten un acento muy peculiar cuando hablan inglés) y estuvo hablando diez minutos, preguntándome sobre mí, mis precios, mi formación, mis gustos, hablándome de Barcelona, Gaudí, Almodóvar, un parloteo que dibujaba con rasgos aparentemente difusos pero entusiastas una ensalada de cosas variopintas. Llegamos a un acuerdo y desde entonces con periodicidad algo azarosa nos reunimos más o menos una vez por semana en la cafetería de nuestra facultad para que yo le enseñe español y cultura española, con la ayuda por su parte apenas de un diccionario Japonés-Español y poco más y por la mía de un par de libros (ninguno de principiante, y eso que ella lo es), fotocopias de gramática y vocabulario, mi propio diccionario Vox Español-Inglés y mucha mucha imaginacion. Porque no sé si a estas alturas de blog ya se habrá deducido, pero resulta que Elsinora también es artista, sea lo que sea lo que esto signifique, del campo de las letras en mi caso. A efectos prácticos…
Continuará.