Desayunos surrealistas

Ya dije que estoy bastante aliviada desde que puedo tomar aceite de oliva y tomate, y que la vida me sonríe a nivel gastronómico (o casi).
Pero en esto como en muchas cosas conviene no confiarse ni bajar la guardia. Hoy por ejemplo a punto he estado de terminar desayunando corn flakes con trinaranjus de naranja. La cosa es que si te despistas y no compras las jugosas tostadas de pan de centeno y se te acaban las tortas de maíz y por algún motivo no quieres desayunar fruta, la alternativa son los corn flakes (que llevan maíz, que me sienta bien), pero como no puedes mezclar los hidratos de carbono (maíz) con las proteínas (leche de vaca) ni tampoco puedes tomar zumo (porque tiende a fermentar y tú no puedes tomar levaduras, ni fermentos) ni tampoco yogur (por la leche de vaca y el fermento) y como aunque por una vez te fueras a saltar lo de mezcla de proteínas con hidratos resulta que ayer te dio el capricho y te tomaste un cafécon leche de vaca no puedes volver a tomar leche de vaca hasta dentro de tres días…
Lo dicho, que esta dieta es como estar suscrita al Brain Training: hay que ver lo mucho que hace por tu memoria y tus habilidades combinatorias y lo poco que hace por tu paladar. No es de extrañar que uno adelgace con ella: te lo piensas tanto antes de comer, hay tanta distancia entre el impulso de comer y el momento en que comes, que se te pasa toda glotonería… Pero eso sí, lo de digerir bien y no sentirte eternamente pesado es algo merece todas las pequeñas molestias del mundo.
(Al final he desayunado un huevo pasado por agua y una manzanilla… y bien rico que me ha sabido; eso sí, no puedo tomar huevo de gallina en tres días).

Leer perjudica seriamente la salud mental

Me había pasado la tarde del sábado mirando en internet en qué consistía eso de ser pronador, así que la mañana del domingo, al comprobar que la algarabía de la calle correspondía a puñados de corredores con sus petos amarillos sacudiendo brazos y piernas, en lugar de fijarme en las distintas formas de correr o en las diferencias de altura y anchura de los atletas o en su velocidad como suelo hacer sólo pensé “hordas de pronadores y supinadores”, “¿cuántos serán de cada tipo?” y sobre todo “¿llevarán las zapatillas adecuadas?”.
Creo que esta dieta analítica que tan bien le sienta a mi cuerpo está haciendo estragos en mi mente. Ahora en los restaurantes ya no veo menús más o menos suculentos sino una lista de hidratos de carbono, proteínas y verduras más o menos ocultos, combinados con productos que uno no sabe si son tubérculos (que no puedo tomar), pero en fin, todo sea por la salud y por la “operación bikini”.

No te anunciarás en blogs ajenos

¿Os habéis fijado en la nueva cabecera del blog? Los que tengáis buena memoria recordaréis que los tonos anteriores eran tirando a azul y no de este tono de fuego. He aplicado este cambio por dos motivos, porque la cosa está que arde 😉 y porque al ir a actualizar esta mañana la barra lateral ya no presentaba un rectángulo en blanco donde debería aparecer el archivo de post anteriores y las categorías como me ocurrió hace un par de días sino un recuadro lleno de anuncios de Google.

Después de arder en indignación contra Google y sus métodos “criminalísticos” he pedido ayuda y lo he solucionado (al parecer no es culpa suya, sino de algún hacker dedicado a hacer unos euros con la publicidad en sitios ajenos o quizá del diseñador de la plantilla que uso, que es gratuita), pero ya de paso he cambiado un poco la apariencia. Con la modificación hemos recuperado los acentos en los títulos de sección (ahora dice Páginas y no el exabrupto de antes) pero seguimos teniendo problemas para que se muestren las fotos de post antiguos (tendremos que solucionarlo).

En fin, creo que se impone actualizar el post sobre Cómo reconocer a un bloguero, añadiendo los sustos que nos llevamos a la hora de querer publicar o de gestionar el blog además de lo que he aprendido en estos seis años sobre las “egorías” de los autores de bitácoras.