Así es. Vengo de cenar en Brick Lane con unos amigos virtuales (y virtuosos, que ni fuman ni beben) que han pasado a ser reales (si es que me son muy riquiños, ya digo) conocidos en la blogosfera tonicapertuttil como Familia PiliB.
Los he guiado con paso firme y muy preciso por la zona de Spitalfields y Bricklane, a pesar de los esfuerzos del AGENTE (marido de PiliB) por confundirme y llevarme en sentido contrario. La prima de Míster Bean (o sea, yo) no ganó su parentesco en una tómbola, así que de no ser por sus ‘esfuerzos’ hubiéramos acabado en un sendero bifurcado tipo planta trepadora de la Biblioteca de Babel, que viene quedando por Russel Square, sede de la biblioteca de Senate House, sede del Ministerio de la Verdad en la novela 1984 de George Orwell (aquí, link en inglés, este otro también en inglés pero con foto) y sede de la censura inglesa en la época de la guerra.
O algo así, que con tanta subordinada y tanto juego de palabras me lío (¿he dicho ya que soy la prima de Míster Bean?).
En fin, no sé yo si les ha gustado mucho la comida india (que para los españoles suele ser un gusto adquirido, como dicen aquí, es decir, como el anuncio de tónica de toda la vida, que hay que cogerle el tranquillo) por más que haya evitado los platos más picantes, pero al menos han conocido de primera mano (de primer paladar) la cocina favorita de los ingleses y nos hemos puesto al día de la actualidad británica con el caso Madeleine.
Como sabréis, la madre está siendo interrogada a fondo porque hay ciertas sospechas sobre ella. Había división de opiniones, EL AGENTE, fiel a su nombre, sospechaba desde el principio de la pareja; a mí me parecían un poco repelentes, pero mi naturaleza ‘bienpensante’ y mi lógica de telefilme daba a la madre por inocente, porque salía muy compungida hablando de su hija en presente, “Madeleine es” y no “Madeleine era” y todos sabemos que los asesinos de las pelis siempre se delatan por hablar de sus víctimas en pasado; aunque bien visto si todos lo sabemos, también lo sabe la tipa esta que es médico.
Por su parte, PiliB -que se ve que tiene un fondo multicultural y un lado tierno también ella- me preguntaba si en Inglaterra es habitual dejar a los niños solos por la noche. Sinceramente, no lo sé, pero he contado la situación que relata Enric González en Historias de Londres (libro muy recomendable; tiene otro sobre Nueva York que me han dicho que también es muy bueno), de una vecina que tenía por costumbre dejar a su bebé solo a la intemperie en su carrito un rato cada noche para que se curtiera (algunos dicen que gracias a esta costumbre los británicos se vuelven isotermos y que por eso van con tirantes, minafalda y sandalias con 5 grados).
El adolescente de la familia PiliB no se pronunció sobre el caso, con lo cual algunas fuentes sospechan que puede ser un AGENTE doble (de tal palo y demás…) y otras fuentes consideran que simplemente andaba centrado en los papadum (tortas finas que se parten y se toman con salsas diversas), las naan (esas masas de pan esponjosas y tirando a dulces) y la rica pechuga de pato con exquisita crema de coco (eso decía la carta) o los rojizos King prawn etc etc.
Lo que no le conté a PiliB porque lo acabo de recordar es que Reino Unido tiene un porcentaje escalofriante de muerte infantil y que el de maltrato a menores también es muy alto. Y ahora se me ocurre que tanto el aumento de la violencia entre adolescentes como la ‘siniestralidad’ infantil tienen que ver con un concepto muy laxo de la familia (todas las españolas con hijos que me encuentro en Reino Unido comentan que para criar niños es mucho mejor España) y con el respeto casi obsesivo por la privacidad de los miembros de tu familia: no es sólo que eso favorezca el maltrato, sino que dificulta que otros familiares se enteren de ese maltrato y que en el caso de que se enteren consideren que deben intervenir. Los británicos en lo personal y lo familiar nos son muy de laisser faire, laisser passer, o sea “deja que rule y no preguntes”.
Eso explica la presencia de determinadas sustancias en determinados sitios, además y varias industrias florecientes de ética dudosa. También hablamos de la (in)seguridad de las transacciones económicas por Internet, de la locura de que en este país no haya DNI pero sí cámaras por todas partes, de lo agradable que es que la gente de la Pérfida no se comunique a gritos como en España y de lo poco agradable que es que no te miren a la cara cuando hablan o que se aparten de ti como si estuvieras infectado por su alergia al contacto físico. Mañana la familia PiliB se va a Stonehenge temprano. Ya nos contarán qué tal.
Por mi parte, sí me ha gustado la comida india y me lo he pasado muy bien con estos nuevos amigos. De hecho me han sacado de un cierto empanamiento en el que estaba cayendo, fruto del cansancio acumulado.
(Desde el corazón de Brick Lane, con su curry flotando en el aire y sus pastelerías con bollos de colores ‘radioactivos’ y sus tiendas con saris y DVD de Bollywood, PiliB y yo prendimos una vela imaginaria por la causa de cierta ave gallega expatriada. Con viento propicio los efluvios no tardarán en llegarle; con viento menos favorable seguro que llegan antes del lunes).
Más información sobre el caso de Madeleine McCann, en español, aquí y sobre las reacciones en Reino Unido aquí.